"El 20-S fue el día en que empezó la provocación del Estado para construir un relato de violencia. Aquel día nos dimos cuenta que el Estado estaba dispuesto a todo para parar el referéndum de autodeterminación", dijo ante los manifestantes Elisenda Paluzie, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC).
En esa concentración, un coche de la Guardia Civil fue bandalizado y, según la versión de las autoridades, la cantidad de gente agolpada ante el edificio impidió la normal actuación de los agentes y secretarios judiciales, que vieron limitado su acceso al complejo hasta el punto de que una funcionaria tuvo que abandonar el lugar por el tejado la mañana siguiente.
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Según los jueces instructores de la causa judicial contra los supuestos delitos del independentismo catalán, la concentración fue tumultuaria y tenía por objetivo impedir el cumplimiento de órdenes judiciales, por lo que podría ser constitutiva de un delito de sedición.
"Ese día [el 20 de septiembre] empezó todo y el Estado decidió actuar con el miedo de quien se siente perdedor, de quien ya no controla parte de la ciudadanía. De aquí viene su represión y su juicio construido con tantas mentiras, que empezaron aquí hace un año", afirmó durante la manifestación Marcel Mauri, actual presidente de Òmium.
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Durante el transcurso de la marcha fue leída una carta conjunta de Sànchez y Cuixart —conocidos popularmente como "los Jordis"—, que reiteraron su compromiso con la independencia de Catalunya y se mostraron convencidos de que "tarde o temprano las injusticias caerán" porque "el archivamiento o la absolución es la única salida justa" para su caso.