Pocos días antes de que abran los colegios electorales para celebrar la primera vuelta —será el 7 de octubre—, ya es evidente que el político más popular entre los ciudadanos brasileños no podrá concurrir a los comicios. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva ha sido vetado y no ha podido ser inscrito en el registro electoral. Tras 10 horas de deliberación, seis de los siete miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE) votaron a favor de prohibir su candidatura, basándose en la Ley de Ficha Limpia, lo que implicó que le dejaran fuera de la carrera. El exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, que figuraba como vicepresidente, asumió pues la cabeza de lista.
Su abogados presentaron ante el tribunal una recomendación del Comité de Derechos Humanos de la ONU, a la que habían elevado el caso, que determina que el Estado brasileño debe tomar "todas las medidas necesarias para permitir que Lula disfrute y ejerza sus derechos políticos como candidato a las presidenciales, incluyendo el acceso apropiado a los medios de comunicación y a los miembros de su partido".
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Sus defensores consideran que, como Brasil es signatario de los tratados internacionales, el Estado debe someterse al dictamen del citado órgano de Naciones Unidas. Los integrantes del TSE no lo vieron así y sentenciaron que ese organismo internacional es meramente administrativo, sin competencia jurisdiccional, y que sus decisiones no obligan a Brasil.
Pese a haber sufrido dos operaciones quirúrgicas, Bolsonaro sigue lanzando soflamas encendidas desde la cama. La última se materializó en un ataque sin contemplaciones contra el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, cuando planteó la posibilidad de que sus adversarios estén orquestando un fraude electoral. También alertó de que, si Haddad gana las elecciones, indultará a Lula y le nombrará ministro. Pero éste ya ha descartado la opción del indulto porque quiere demostrar su inocencia.
Após atentado Bolsonaro fala ao público pela primeira vez. Assista aos assuntos que foram tocados. https://t.co/g80pxwk8Hs
— Jair Bolsonaro 1️⃣7️⃣ (@jairbolsonaro) September 16, 2018
Las encuestas demoscópicas dan el triunfo a Bolsonaro en la primera vuelta con un 20-26% de la intención de voto frente a sus competidores, con el laborista Cirio Gomes (6-12%) y el petista Haddad (8-16%) destacados entre el resto. El análisis de los números sugiere una creciente polarización política de izquierda y derecha, sin claros favoritos. También apunta a que Bolsonaro pasaría a la segunda ronda o balotaje, prevista para el 28 de octubre. La incógnita por despegar es quién se enfrentará a él.
"Hace décadas que no veíamos semejante incertidumbre en el país", reconoció el economista y exdirector del Banco Central Brasileño, Luis Eduardo Assis, entrevistado por la revista Valor.
Pero, ¿por qué lidera los sondeos un ultraconservador?
"La corrupción rampante combinada con la crisis económica es una receta venenosa en año electoral", escribe en la revista Foreign Affairs Bruno Carazza dos Santos, economista, abogado y bloguero en el diario Folha de Sao Paulo.
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Desde el punto de vista económico, nadie sabe todavía a ciencia cierta si es proteccionista o neoliberal. Ante el problema crónico de la violencia urbana, Bolsonaro aboga por la liberalización de las armas de fuego y la tolerancia cero. Censura los negocios chinos en Brasil, y para captar el voto de católicos y evangelistas, se opone a legalizar el aborto. Así que no es nada extraño que le comparen con Donald Trump.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK