La ballena franca austral nada lento. Es la única de su especie que exhala el vapor en forma de "V", en chorros que pueden llegar a los cinco metros de altura. La Península Valdés está en plena temporada de avistamientos de estos maravillosos animales.
"Es una ballena sumamente sociable, muy tranquila, muy amistosa también, por eso el nombre de ballena franca —dijo a Sputnik Micky Sosa, avistador de ballenas en Puerto Pirámides, en la Península Valdés, en Chubut, Argentina—. Eso nos permite poder compartir con ellas un buen rato, buenos momentos".
La temporada oficial de avistaje comienza el 15 de julio y termina el 15 de diciembre, pero según Sosa, desde fines de abril ya se pueden apreciar los primeros ejemplares de esta ballena, única del hemisferio sur.
Estas ballenas tienen cría cada tres años, promedio que perjudica su protección, que en la actualidad contabiliza unos 3.000 individuos aproximadamente, de los cuales el 20% han sido registrados en jurisdicción de Argentina, según la web Por el País.
Por este motivo, este año Sosa se alegró al percatarse de que el número de ballenas había aumentado considerablemente respecto a años anteriores: unas 1.600 están o pasaron por las aguas de su país; en años anteriores no superaban las 1.000.
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"¡Una barbaridad de ejemplares! No es que vayamos a ver a todos, obviamente, pero que el número haya incrementado está muy bueno porque quiere decir que la especie viene en recuperación", explicó.
El 28 de septiembre de 1984 Argentina sancionó la ley N° 23.094 que declaró monumento natural a todas las ballenas francas que se visualicen en aguas jurisdiccionales del país. Tal decisión se fundamentó en la imperiosa necesidad de otorgarle la debida protección al mamífero, se lee en la web de Por el País.
Estos mamíferos están en aguas de entre 20° y 60° de latitud en los océanos Pacífico sur, Atlántico sur y Índico sur. Según dijo Sosa, eligen la Península Valdés porque está compuesta por dos golfos que protegen las aguas del viento, no hay grandes marejadas, la temperatura del mar es cálida.
"A pesar de que a veces nosotros no podemos navegar porque está feo, no es lo mismo que estar en mar abierto, entonces ellas están muy protegidas y es por eso que eligen esa zona y hay tantos ejemplares".
Sosa relató cómo son los "juegos de apareamiento": "Por ahí ves comportamientos bruscos, para un lado, para el otro, muchos saltos, que hacen que puedas tener un macho que está marcando el territorio, o puede ser una forma de comunicación… muy bien no se sabe qué es el significado de cada cosa, son suposiciones que uno tiene".
A su vez, contó que vas a principio de temporada se ve a las hembras embarazadas, "sumamente gordas, a veces está con la cola afuera mucho tiempo, eso puede ser que esté regulando temperatura o bien que esté acomodando el ballenato para poder expulsarlo sin problema".
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En septiembre ya se fueron gran parte de los machos y quedan madres con cachorros de unos dos o tres meses. "Son muy chiquitos y poder verlos alimentándose con la madre o teniendo distintos tipo de juegos, es fantástico", aseguró Sosa.
El avistaje
Sosa trabaja para que el turista pueda "tener la experiencia de estar cerca de estos maravillosos animales". El avistaje se realiza en el mar, en un barco, durante una hora y media.
"Tenemos la posibilidad de tener la ballena aquí, en su hábitat natural, haciendo lo que tiene ganas en el momento, obviamente eso intriga mucho y todo el mundo quiere poder disfrutarlas", aseguró.
Sin lugar a dudas Puerto Pirámides es uno de los mejores lugares para ver a las ballenas en su hábitat natural, por eso Sosa invita a todos a visitarlos.