El líder catalán, Quim Torra, ha intentado llegar a un acuerdo con el Gobierno central y con el nuevo presidente socialista, Pedro Sánchez, para que se autorice un referéndum de autodeterminación pactado.
La concentración convocada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) que demanda la implementación de la República catalana, cuando se celebra la Diada (fiesta nacional catalana) fue un éxito de asistencia.
Según cifras de la entidad, hasta 460.000 personas se inscribieron para ocupar uno de los tramos en los que se dividió la concentración a lo largo de la Avenida Diagonal.
La concentración se extendió desde la plaza de Glòries hasta Palau Reial, donde la ANC instaló una plataforma desde la que se realizaron los parlamentos y un muro de 8 metros de altura y 46 de ancho que fue derrocado simbólicamente a las 17:14 horas (hora local).
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La delegación del Gobierno español en Cataluña optó este año por no dar la cifra de manifestantes de la Diada.
La gente comenzó a reunirse horas antes en los diferentes puntos de la avenida en un ambiente festivo y reivindicativo; las redes de telefonía móvil se colapsaron y desde grupos de WhatsApp y Telegram se recomendó a los asistentes emplear comunicación por Bluetooth para sortear los problemas de comunicación.
"Lo que deseamos es sobre todo que se liberen a los presos políticos, y después la independencia", comentaba María, una manifestante del Bages que vino hasta Barcelona para participar en la manifestación en uno de los autobuses que la ANC puso a disposición de sus miembros.
Otros asistentes mostraban en cambio su escepticismo hacia el Gobierno catalán y demandaban acelerar el proceso independentista.
En su turno de palabra, Anwar afirmó que los independentistas están "en el lado correcto de la historia", mientras Emmerson pronosticó que Cataluña será independiente el año que viene.
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A la manifestación también asistieron el presidente de la Generalitat, Quim Torra, así como varios miembros de su Ejecutivo, que mantuvieron un papel discreto y no realizaron declaraciones.
"¡No lo olvidéis nunca! ¡Nosotros somos la fuerza!", agregó al señalar que "ni la prisión, ni la represión ni la violencia son un límite, ¿se pensaban que pondríamos límites a la libertad y la democracia? ¡La democracia no entiende de límites!".
Mauri reclamó a los políticos independentistas "sentido de Estado", "unidad", "rigor" y "firmeza" para culminar la hoja de ruta independentista en un Estado propio y separado de España.
La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, fue la encargada de cerrar el acto.
"No solo no renunciamos a la independencia, sino que la encaramos con más responsabilidad y fortaleza que nunca" porque, dijo, "ahora somos más conscientes de las dificultades, pero más conscientes de la necesidad imperiosa de conseguirla".
Según Paluzie, los independentistas se enfrentan "a un Estado que está dispuesto a convertir un derecho en un delito" y advirtió a Madrid de que el juicio contra los dirigentes independentistas puede convertirse en un "bumerán" en su contra.
A partir de las 18:00 los manifestantes comenzaron a dispersarse lentamente mientras seguían los parlamentos en Palau Reial, aunque la jornada festiva todavía no terminó, a la espera de la manifestación que la formación anticapitalista Candidatura d'Unitat Popular (CUP) convocó a las 18:30 en plaza Urquinaona.