Aquel año, los partidos chilenos de oposición, junto a gremios empresariales, provocaban un desabastecimiento agudo de alimentos y combustible, entorpecían el transporte público, la energía eléctrica y otros servicios, un método "muy parecido a lo que hoy podemos ver en la Venezuela bolivariana", dijo Luna, quien fungía como corresponsal extranjero de la agencia cubana Prensa Latina (PL) en Santiago de Chile hace casi medio siglo.
"El fascismo chileno, amparado por Estados Unidos y sus aliados, optaron por la vía del terror, reprimiendo a miles de hombres y mujeres, muchos de ellos aún hoy consideradas detenidos o desaparecidos", señaló.
Luna, junto al periodista argentino Jorge Timossi, jefe de la oficina, los corresponsales cubanos Pedro Lobaina y Mario Mainadé, y los redactores chilenos Elena Acuña y Omar Sepúlveda, integraba el grupo de reporteros de PL que cubrieron, a pocos pasos del Palacio de la Moneda en Santiago de Chile, las violentas acciones emprendidas para derrocar al Gobierno popular encabezado por Allende (1908-1973).
"Cinco días antes había cumplido 29 años de edad; llevaba tres años trabajando como reportero de PL en Chile, tres años de intensa actividad dirigida a desestabilizar al Gobierno de Allende", contó Luna, ahora con 74 años y todavía activo en el periodismo.
El reportero cubano —de origen peruano— narró cómo se podía sentir el ambiente de un posible golpe de Estado desde el día anterior en la capital chilena, precedido de allanamientos en locales de organizaciones socialistas y populares y el inusual movimiento de tropas, incluido el traslado de aviones de guerra desde Antofagasta hasta Santiago y la actividad conspirativa de la Marina de Guerra en Valparaíso.
Todavía mantiene frescas en su memoria las imágenes del allanamiento de la redacción de la revista chilena Punto Final, que ocupada la oficina al lado de PL, la destrucción de todo el mobiliario y la quema de libros y documentos dentro del edificio.
"Inmediatamente —cuenta— los militares fascistas entraron a la fuerza en la oficina de Prensa Latina, gritaban e insultaban, y colocaron a todos los corresponsales cubanos contra la pared, a punta de metralleta, mientras registraban el local".
Gracias a gestiones internacionales, los reporteros cubanos fueron trasladados a la embajada de la isla en Santiago de Chile, con la excepción del chileno Omar Sepúlveda, quien quedó retenido varios meses en Chile, hasta que al fin pudo viajar a Cuba.
Fallece periodista chileno Ravest que transmitió último mensaje de Allende https://t.co/cBEG6raezg
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 23 августа 2018 г.
"En esas jornadas conocí a personas magnificas, que demostraron toda su solidaridad con las fuerzas políticas de la Unidad Popular chilena y también con Cuba, y pude constatar las fortalezas y debilidades de la búsqueda de unidad de las fuerzas de la izquierda chilena", comentó a Sputnik.
"Cuento a numerosos amigos entre los exiliados, presos, asesinados y desaparecidos. Es algo que no olvido y que quisiera que nunca se olvide", añadió.
Cerca de 28.000 personas fueron torturadas durante la dictadura de Augusto Pinochet, 3.197 fueron asesinadas y unas 200.000 fueron obligadas al exilio, según cifras oficiales.
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