El equipo de hockey local Lokomotiv de Yaroslavl se dirigía a Minsk, para jugar allí un partido contra el equipo bielorruso Dinamo.
El siniestro se produjo pocos instantes después del despegue. El avión cayó desde una altura baja, a dos kilómetros del aeropuerto y se incendió. Una parte del fuselaje cayó al río Volga.
El siniestro llegó a ser uno de los accidentes aéreos más trágicos en la historia del deporte.
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Además de los 37 pasajeros, la catástrofe se cobró las vidas de ocho tripulantes. Hubo un solo sobreviviente.