"El interés del Congreso es clave en nuestro trabajo para identificar y entender el mecanismo de la causa de las lesiones (sufridas por 26 funcionarios), el motivo detrás de estos ataques y la identidad de los autores", afirmaron Kenneth Merten, subsecretario adjunto interino para Asuntos del Hemisferio Occidental, y el coordinador del Equipo de Trabajo de Respuesta a Incidentes de Salud, Peter Bodde, en un comunicado conjunto tras su testimonio ante el subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes.
Reportes de prensa señalaron que algunos de los diplomáticos sufrieron pérdida auditiva permanente y posibles daños cerebrales debido al ataque con una misteriosa arma sónica.
"No hay nada igual en la literatura médica tradicional, son una constelación de síntomas únicos sin una causa obvia", expresó el doctor Charles Rosenfarb, director de la Oficina de Servicios Médicos del Departamento de Estado.
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El 3 de septiembre, el director general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, refutó las acusaciones de Washington, en una entrevista con al periódico Granma.
"No ha existido ni ataque ni acto deliberado contra ninguno de sus diplomáticos y el Departamento de Estado lo sabe. El uso del término "ataque" entraña una manipulación política deliberada que cumple con una agenda predeterminada y perjudica a ambos países", subrayó el funcionario.
En la audiencia también se trataron otros temas relacionados con la política estadounidense hacia Cuba, como ayudar a expandir el alcance de Internet en la isla y negociar el pago de compensaciones por propiedades confiscadas por el Gobierno cubano, según el comunicado divulgado por el subcomité.