Haití es una de las naciones que se benefició de Petrocaribe, el marco de cooperación internacional establecido a partir de 2005 entre Venezuela y las naciones de la región para comerciar petróleo y derivados en condiciones ventajosas, como una tasa de interés baja (1%) a un plazo de 25 años, sin la participación de intermediarios.
En Haití, esto no parece haber sucedido, a la luz de las protestas que se han desarrollado en las últimas semanas. En redes sociales, surgió el 'Petrocaribe Challenge', que consiste en tomarse una foto sosteniendo una pancarta con la consigna del movimiento: "¿Dónde está el dinero de Petrocaribe?", que increpa a los dirigentes que han pasado por el Gobierno desde 2005 hasta 2016.
Según la agencia AFP, el Senado haitiano investigó para conocer el destino de al menos 2.000 millones de dólares de Petrocaribe, con acusaciones hacia una docena de jerarcas pertenecientes al partido del actual Gobierno. Sin embargo, ninguno de ellos fue llevado ante la Justicia.
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En el país, la inestabilidad política y la debilidad de las instituciones han contribuido a un fuerte rezago en materia de infraestructura y desarrollo social, situación empeorada por catástrofes naturales como huracanes o el devastador terremoto de 2010.
"Ese fondo debería ser utilizado para desarrollar proyectos sociales y de mejora de la situación del pueblo haitiano. Estamos hablando de casi 3.000 millones de dólares que fueron gastados por diversos gobiernos desde 2008 hasta 2016", explicó a Sputnik Pierre Negaud Dupenor, comunicólogo y profesor de la Universidad Estatal de Haití.
"Conociendo la realidad haitiana, la miseria y la pobreza que hay en este país caribeño, los jóvenes nos estamos preguntando dónde está este dinero qué han hecho con él. Mientras tanto, el país sigue y la población sigue teniendo escaso acceso a los servicios de base", agregó el académico.
Una protesta con fuerza joven
Lo que surgió como una manifestación espontánea en redes sociales, evolucionó en una movilización ciudadana en las calles de Puerto Príncipe el 24 de agosto, que tuvo su pico en una concentración frente al Tribunal de Cuentas de Haití. El hecho pasó a la opinión pública internacional, en parte gracias al activismo de las comunidades haitianas en el exterior, como en Canadá o EEUU.
"Los jóvenes haitianos tienen la costumbre de hacer este tipo de movimientos. Tenemos que recordar el más reciente movimiento social, liderado por jóvenes estudiantes entre 2002 y 2003, que llevó a la caída del presidente Jean Bertrand Aristide. Cada vez que los jóvenes haitianos levantan su voz para reivindicar causas justas, en contra de las malas condiciones de vida de la población haitiana, siempre llegan a algo", consideró Dupenor.
¿Es posible que las manifestaciones lleguen más lejos?
A inicios de julio, el Gobierno haitiano anunció un alza de entre 38 y 41% en las tarifas de los combustibles, producto de la eliminación de subsidios, en concordancia con un pacto alcanzado con el FMI en febrero.
La medida causó revuelo en la población, que resultó en manifestaciones que reclamaban la dimisión del presidente, Jovenel Moïse, y de Jack Guy Lafontant, el primer ministro. Numerosas barricadas paralizaron las principales ciudades y vías de comunicación de la nación caribeña.
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Según Prensa Latina, el estallido social provocó la muerte de al menos 20 personas, decenas de heridos y pérdidas millonarias en infraestructura y productos. El Gobierno debió recular en sus intenciones y Lafontant renunció a su cargo. Desde entonces, el nuevo primer ministro nominado, Jean Henry Céant, intenta conformar un nuevo gabinete de Gobierno con mayor representatividad de la sociedad haitiana.
"Lo que pasó en julio animó a toda la sociedad haitiana a tomar conciencia de que el país está mal. Eso lo sabíamos antes, pero ahora hay una voluntad popular, y de los jóvenes, de hacerse responsables de su destino", comentó el académico.
El problema subyacente: la debilidad institucional
Desde la polémica renuncia de Aristide del Gobierno en 2004, en la nación hay presencia de misiones de establecimiento de la paz de Naciones Unidas (llamadas Minustah y Minujusth por sus siglas en francés). Pero a falta de voluntad política para fortalecer la institucionalidad, "la ayuda externa y la cooperación internacional" poco pueden hacer.
De hecho, en los 14 años de presencia de los cascos azules en Haití, en términos de inseguridad cívica el país pudo haber mejorado, pero no lo hizo la situación económica. Actualmente Haití tiene una tasa de inflación del 16%, cuando antes de la llegada de la misión de ONU estaba entre 3 y 4%.
"La situación general del país ha empeorado con la presencia de la Minustah. Los jóvenes están comprometidos a reivindicar, a pedir, a exigir que el estado haitiano se responsabilice de retomar la soberanía nacional, de retomar la dirección del país y de llevarlo en un buen rumbo", concluyó el académico.