EEUU ha estado presionando a Irán desde que Donald Trump anunció que abandonaría el pacto nuclear iraní en mayo de 2018. Desde entonces, la industria petrolera iraní —la tercera mayor productora de la OPEP— ha visto cómo sus socios se han retirado por la amenaza que existe de que EEUU los sancione por comprarle petróleo a Irán.
El mayor aporte a esta reducción lo realizó la India, el segundo mayor importador de petróleo iraní. Durante el período del 1 al 16 de agosto, Nueva Delhi redujo sus compras a Irán de 705.452 bpd a 203.938 bpd. Mientras que China tiene algunas razones geopolíticas para oponerse a EEUU, ente las que se incluye la guerra comercial y arancelaria iniciada por la Administración Trump, la India necesita mantener sus lazos con el sistema financiero estadounidense y no puede arriesgarse demasiado con Irán.
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Turquía, otro importante importador de crudo iraní, también redujo sus compras a gran escala. Sus importaciones desde Irán cayeron de 262.225 bpd en mayo a 81.075 bpd en junio. Ha compensado la diferencia importando desde Irak y Rusia.
No obstante, no todas las compañías han decidido desafiar a Washington. Así, el ministro de petróleo iraní, Biyán Zangané, anunció recientemente que la francesa Total abandonaba el mercado iraní.
Por lo visto, aunque las sanciones puedan recortar considerablemente las exportaciones del crudo iraní y, por consecuente, golpeen sus ganancias, la "reducción a cero" parece algo improbable. Al menos mientras las importaciones chinas se mantengan estables.
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