El depredador marino, de unos tres metros de largo, apareció en la costa cerca de la ciudad de Truro. Los empleados de la Policía Ambiental se sorprendieron por el hecho de que la boca y el vientre del tiburón tuvieran un color rojo brillante.
Asimismo, el equipo científico realizó una autopsia al escualo y encontró tres cargas de plomo en su interior.
Los científicos no fueron capaces de encontrar la causa de muerte del tiburón y tampoco pudieron entender qué causó la extraña apariencia de este depredador.
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Los especialistas entregaron muestras de la piel y las entrañas del escualo al comité local para la protección de tiburones blancos.