"Si eres más débil, debes ser más inteligente y astuto. Rusia, al ser objetivamente menos poderosa militar y económicamente que el bloque integrado por EEUU y sus aliados, opta por la peculiar estrategia de los puentes para combatir los intentos de aislarla", escribe Fulvio Scaglione para el medio italiano Gli Occhi della Guerra.
El siguiente puente que ordenó construir Vladímir Putin de la misma envergadura es el puente de Sajalín, que unirá esta isla rusa con el continente y luego con la isla japonesa de Hokkaido.
A su vez, Hokkaido ya está vinculado mediante un túnel con la isla de Honshu, la principal del archipiélago japonés, que alberga las ciudades más importantes del país asiático.
"Si todos estos proyectos diferentes se realizan, Japón se convertiría en una potencia continental, con un acceso más fácil al mercado ruso y, también, al europeo", señala el periodista.
Pero las consecuencias podrían ir mucho más allá. De ser posible algún día viajar de Tokio a Londres en tren en solo una semana, "las relaciones económicas entre Europa y Asia podrían revolucionarse".
Rusia asumiría de nuevo su rol como puente de civilizaciones y este sería el día de "decir 'adiós' al aislamiento y la división de continentes con el fin de dominarlos", concluye el autor.