En la mesa hay dos pirámides, una blanca y otra negra. A tres niños les piden que digan que ambas pirámides son blancas y luego le preguntan a un cuarto participante de qué color es la figura.
La mayoría de los niños se conforma y repite que ambas pirámides son blancas. Sin embargo, cuando se les pide tomar la pirámide negra, hacen la elección correcta a pesar de haber dicho que ambas son blancas.
En los años setenta, la frase "ambas son blancas" llegó a ser un símbolo del conformismo dentro de los círculos especializados en psicología de la URSS.