"Estados Unidos está fuertemente preocupado por la reacción de El Salvador a una obvia intromisión de China en la política interna de las naciones del hemisferio occidental", declaró la Casa Blanca.
Para Washington, "es una decisión que afecta no solo a El Salvador, sino también a la salud y a la seguridad económicas de toda la región de las Américas".
La Casa Blanca también acusó a Pekín de "desestabilizar" la relación con Taipéi.
"Estados Unidos continuará oponiéndose a la desestabilización por parte de China de la relación entre ambos lados del estrecho (de Taiwán) y a su interferencia política en el hemisferio occidental", consta en la declaración.
El presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, anunció el 20 de agosto la ruptura con Taiwán y el establecimiento de las relaciones diplomáticas con China.
Temas relacionados: China defiende la soberanía de El Salvador en sus relaciones diplomáticas
El ministro de Asuntos Exteriores taiwanés, Joseph Wu, atribuyó la decisión de El Salvador a los motivos financieros.
Durante una rueda de prensa, el ministro afirmó que El Salvador había estado pidiendo desde el año pasado un masivo apoyo financiero para desarrollo portuario, y que Taiwán, tras evaluar el asunto, se negó ayudarle con un "proyecto inadecuado".
Tras la ruptura con El Salvador, Taiwán se quedó con 17 aliados diplomáticos, cuatro de ellos en América Central y en la del Sur: Belice, Honduras, Nicaragua y Paraguay.
Las relaciones oficiales entre Pekín y Taipéi quedaron suspendidas en 1949, después que las fuerzas del partido nacionalista chino Kuomintang, encabezado por Chiang Kai-shek, sufrieran una derrota en la guerra civil contra el Partido Comunista de China y se trasladaran a Taiwán.
Los contactos informales entre Taiwán y la China continental se reanudaron a finales de la década de 1980.