"Recomendamos incrementar las medidas de control para evitar la extensión de cultivos en zonas no autorizadas (y) mejorar los controles y registros de comercialización de hoja de coca para evitar su desvío a fines ilícitos", dijo el representante de la UNODC en Bolivia, Thierry Rostan.
Sin embargo, reconoció que hasta un tercio de la producción boliviana de coca es "desviada" al mercado ilegal de la fabricación de cocaína, negocio en el cual Bolivia ocupa el 3 puesto luego de Colombia y Perú.
La Ley General de la Coca promulgada en 2017 por el presidente Evo Morales autoriza un máximo de 22.000 hectáreas.
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Rostan señaló, al presentar el decimoquinto informe anual de monitoreo antidrogas de la UNODC, que los cocales bolivianos habían descendido sostenidamente entre 2011 y 2015, para llegar al mínimo histórico de 20.200 hectáreas.
El ministro Romero dijo que luego de haber llegado a máximos de 50.000 hectáreas en la década de 1980, los cultivos de coca en Bolivia "han alcanzado un cierto grado de estabilidad".
"No vamos a estar conformes con el hecho de que haya un incremento, por más que sea no traumático, y obviamente recogemos entre las recomendaciones el fortalecimiento de las acciones de control y los procesos de erradicación y racionalización" de cocales, aseguró.
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Los cultivos del año pasado en Bolivia sumaron un potencial de producción de entre 35.500 y 44.200 toneladas métricas de coca, con un precio que registró un aumento interanual de 16%, a 9,40 dólares el kilo.
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