La intervención de Mattis ante cadetes y oficiales en la Escuela Superior de Guerra (ESG) en Río de Janeiro, el 14 de agosto, fue una pieza trascendente por sus constantes insinuaciones para revivir el período en el que ambos países fraguaron una estrecha alianza política, militar y económica con el objetivo de disciplinar la región sudamericana.
La segunda cuestión a tener en cuenta es que este giro en las relaciones, que recoloca a Brasil en la órbita de la política regional de EEUU, se viene perfilando desde hace ya dos años, incluso antes de la destitución de Dilma Rousseff por el Parlamento, en agosto de 2016.
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Los dos aspectos en los que se manifiesta de forma más clara este viraje se relacionan con la industria aérea y la espacial. La inminente absorción de la tercera aeronáutica del mundo, la brasileña Embraer, por la norteamericana Boeing, afianza la presencia del Pentágono en Brasil. En paralelo, Mattis firmó el 12 el agosto un acuerdo de cooperación en el área espacial.
Que la ESG se esté plegando a la política del Pentágono para América Latina, reviste una gran importancia y da cuenta del hondo viraje que se ha producido en Brasil en los últimos años.
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La ESG es el más importante centro de pensamiento estratégico de América Latina y del sur del mundo. Allí se forman no solo los militares brasileños, sino los principales cuadros empresariales y de la administración pública. La Escuela tiene una tradición de elaboración de pensamiento propio y ha jugado un papel decisivo en la construcción de una de las principales potencias del mundo actual.
El papel asignado a Brasil fue el de convertirse en "el centro de irradiación de la expansión imperialista en América Latina", como lo analizó el sociólogo y economista Ruy Mauro Marini, quien describió el papel de su país en la región como "subimperialismo". El ideólogo de esta alianza fue uno de los miembros más destacados de la ESG, el coronel Golbery do Couto e Silva, el mayor estratega geopolítico de Brasil.
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Pero hoy no existe el comunismo como amenaza y el dispositivo de "seguridad nacional" que esgrimieron los regímenes proestadounidenses en la década de 1960 tiene escasa utilidad. Según los EEUU y el Pentágono, la amenaza principal es China que está avanzando de forma notable en la región. El argumento de la amenaza china sustituye como excusa al comunismo y juega un papel muy similar en los planes del Pentágono.
El hecho de que China haya desplazado a EEUU como primer socio comercial de Sudamérica, es apenas el primer paso para una mayor presencia directa. Las crecientes inversiones chinas en infraestructura y ahora la base espacial en la Patagonia, parecen haber disparado las alarmas, ya que Sudamérica podría estar siguiendo los pasos que llevaron a Pekín a posicionarse como potencia determinante en África.
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La Casa Blanca declaró al 2018 como el "Año de las Américas", por su necesidad de reposicionarse en el continente. En el debate informal luego de su ponencia en la ESG, Mattis se enfiló contra China. Acusó a ese país de promover una "economía predatoria", de utilizar los créditos y préstamos para "eliminar" la soberanía de países y puso como ejemplo el caso del puerto Hambantota en Sri Lanka.
El gran temor del Pentágono es que China logre desplazar a EEUU de América del Sur o se convierta en una amenaza para su dominio en una región que desde hace más de un siglo considera como su patio trasero.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK