"La Casa Blanca declaró el 2018 como el 'Año de las Américas', y la gira del secretario destaca los fuertes lazos de defensa del Departamento con Brasil, Argentina, Chile y Colombia", sostiene un comunicado del Pentágono.
A principios de este año, el exsecretario de Estado, Rex Tillerson, y el vicepresidente Mike Pence también visitaron la región con el objetivo de enviar una señal sobre el fortalecimiento de las alianzas interamericanas en medio de un mayor interés en la región por parte de los competidores estadounidenses.
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Según Mattis, Estados Unidos apoya "decisiones soberanas de Estados soberanos", pero advierte de "invasiones de otros países". Se refiere a Rusia y China, que en los últimos años han logrado fortalecer vínculos con América Latina. La actividad de Moscú y Pekín es vista por Washington como intentos de remodelar el orden mundial existente, señala Paníev.
Pentágono sugiere a Brasil depender menos de China https://t.co/85skU3Spdv
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) August 14, 2018
Según los funcionarios estadounidenses, Moscú está incrementando cada vez más su presencia militar en la región, enviando buques allí y realizando operaciones de reconocimiento. Es cierto que Rusia busca restaurar o fortalecer los lazos militares con varios países de América Latina, vendiéndoles armas avanzadas.
Rusia ofrece a los países de la región una maquinaria bélica muy competitiva en comparación con la estadounidense y, además, adaptada a las condiciones climáticas locales. Los helicópteros y las armas ligeras rusas gozan de una gran demanda en la región. Hay mucho interés en los aviones Su-30 y MiG-29M/M2.
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Además de Venezuela, socio importante de Rusia, donde se suministra un número significativo de armas de diversos tipos, la maquinaria bélica rusa se utiliza con éxito en Brasil, Colombia y Perú. Moscú tiene grandes esperanzas del desarrollo de las relaciones con Argentina y México. Se han esbozado las perspectivas para la cooperación ruso-argentina en el campo de la producción conjunta de equipos navales.
"En la mayoría de los países de América Latina, la victoria de Trump causó preocupación. No fue nada en vano. Después de que Barack Obama lograra mejorar el clima en las relaciones interamericanas, el nuevo dueño de la Casa Blanca en los primeros meses de su presidencia tomó medidas contra los intereses de los Estados latinoamericanos", comentó al diario Piotr Yákovlev, jefe del Centro de estudios ibéricos del Instituto de Latinoamérica de la Academia Rusa de Ciencias.
Asimismo, una reacción negativa en la región se produjo debido a las guerras comerciales desatadas por Trump, que involucraron a Argentina y Brasil. Se trata de aranceles prohibitivos para la importación de biocombustibles a EEUU y el aumento de los aranceles sobre el acero y el aluminio. En los últimos años, varios países, incluyendo Colombia, Perú, Chile, se han convertido en partidarios del libre comercio, participantes en asociaciones de integración. Para estos países, la política de Trump es una amenaza directa.
"No es una cuestión solo de economía. Crecieron las divergencias sobre los problemas de migración con México, el nivel de interacción con Cuba disminuyó significativamente, hay interferencia en la vida política de Nicaragua. La Casa Blanca incrementó la presión sobre el principal adversario de Estados Unidos en la región, Venezuela. Trump busca cortar el 'oxígeno financiero' de Caracas por medio de sanciones y derrocar a las autoridades en este país, posiblemente, por medio de la fuerza", indicó Yákovlev.
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Según el analista, la región del Caribe se está convirtiendo en una zona de futuros conflictos.
"El Caribe es el foco de las mayores reservas de petróleo, aquí está el canal de Panamá, importantísima arteria interoceánica. En los últimos años, los países de esta región, especialmente Venezuela, han fortalecido significativamente la cooperación con China y Rusia, lo que ha socavado el dominio estadounidense. El intento de Washington de recuperarlo puede tener unas graves consecuencias negativas", concluyó.