"Me refiero al peor de los guiones, según el cual Estados Unidos puede dar marcha atrás y volver a instalar en sus bombarderos pesados y en los misiles lanzados desde submarinos hasta 2.000 ojivas", dijo Riabkov en una entrevista a la revista Mezhdunarodnaya Zhizn (Vida Internacional).
"Pero el problema es que Rusia, como parte del tratado, no puede confirmar la irreversibilidad de ese proceso y significa que los norteamericanos pueden restituir rápidamente esas ojivas cuando lo quieran", explicó Riabkov.
Moscú y Washington suscribieron en 2010 el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III) en sustitución de dos acuerdos anteriores firmados en 1991 y 2002.
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En vigor desde 2011, el documento obliga a Rusia y a Estados Unidos a reducir sus vectores de lanzamiento desplegados a 700 unidades y sus ojivas nucleares hasta 1.550 unidades.
El 5 de febrero de 2018 venció el plazo en el que los dos países debían alcanzar las cifras recogidas en el pacto.