La guerra comercial, no obstante, tiene ciertas ventajas para el negocio del sudeste asiático, opina, a su vez, Zhang Ning, experto del Centro de la estrategia financiera de la Academia China de Ciencias Sociales:
"La situación […] hace que los intercambios comerciales y económicos entre China y los países del sudeste asiático sean más estrechos. Los países de la ASEAN sólo pueden temer que les afecte la política del proteccionismo comercial, pero la escalada de la guerra comercial chino-estadounidense es objetivamente beneficiosa para los países del sudeste asiático. El Gobierno chino no hará concesiones ante las demandas irracionales de EEUU. El enfoque estadounidense solo causa un gran daño a los intereses de ambas partes", subrayó Zhang.
La pasada primavera, cuando la guerra comercial apenas estaba en sus comienzos, China advirtió en repetidas ocasiones que podía aplicar contramedidas. Una de ellas eran los aranceles simétricos para las importaciones estadounidenses, que ya está en marcha. La próxima podría ser un boicot a los productos estadounidenses. También, una de las opciones es la posibilidad de revisar las ganancias que obtienen las compañías estadounidenses en China.
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Cabe recordar que China ya tiene experiencia en medidas de represalias por parte de los consumidores. Así, hubo un boicot de productos japoneses e incluso se produjeron ataques contra las tiendas y restaurantes nipones durante el agravamiento de la disputa territorial chino-japonesa sobre las islas Diaoyu (Senkaku).
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