"Para nosotros era extremadamente importante saber cómo está formada esta área de exceso de radiación gamma y dónde se ubica, así como cuál es su espectro. Sin eso no podíamos entender qué genera este brillo exactamente: la descomposición de partículas de materia oscura o procesos astrofísicos ordinarios en el centro de la Vía Láctea", afirmó Christophe Weniger de la Universidad de Ámsterdam de los Países Bajos.
En 2009 el telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi detectó los primeros rastros de materia oscura en forma de un misterioso exceso de radiación gamma en el centro de la Vía Láctea, cuyo brillo en la parte de alta energía del espectro era mucho más alto que los valores teóricamente predichos. Como los científicos asumieron entonces, la fuente de esta radiación era la decadencia de las WIMP colisionantes.
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Las observaciones posteriores con Fermi, así como los datos del telescopio espacial de rayos X NuSTAR, llevaron a cuestionar esta hipótesis. El hecho es que estos excesos se distribuyeron en el núcleo de la galaxia de una manera 'puntual'. Esto indicó su posible fuente: púlsares de milisegundos, estrellas jóvenes de neutrones.
Los investigadores procesaron las imágenes de Fermi con un algoritmo especial que compara las masas de estrellas en diferentes partes del centro de la galaxia y lo brillantes que se ven en el rango gamma.
Resultó que una relación entre el número de estrellas y la fuerza de resplandor de la galaxia de verdad existe, y es muy fuerte.
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Los científicos esperan que los datos recopilados por el telescopio gamma ayuden a los radiotelescopios más grandes del mundo, como MeerKAT y SKA, a obtener las primeras fotografías de estos púlsares y demostrar que realmente existen.