No obstante, a pesar de que los altos mandos militares y representantes de Lockheed Martin han destacado que es un gran logro, hay algo muy importante que se ignora. Así, el medio Military Watch destaca que ello fue posible solo porque las exigencias de las pruebas fueron rebajadas.
"La Oficina de Programas Conjuntos del Ejército de EEUU se vio forzada a cancelar una serie de pruebas, bajando así los estándares para que el caza pudiera alcanzar tardíamente sus niveles de rendimiento: al menos sobre el papel", cuenta el medio.
Puesto que el caza no logró alcanzar los estándares que se exigían de la máquina, fue una medida crítica para evitar así más retrasos y gastos. En consecuencia, al bajar el rendimiento del caza, el Ejército recibirá una aeronave considerablemente menos capaz de lo que se planeó originalmente.
"Es un sacrificio necesario para reducir los gastos de desarrollo a la hora de entregar el avión", señala el medio.
En el artículo se explica la importancia que tenía superar la primera fase de las pruebas y acceder a la segunda, que evalúa la preparación para el combate del avión. Solo después de haber superado esta segunda prueba el Pentágono podrá aprobar la producción en masa que tanto ansían el Ejército y el fabricante de F-35.
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Las Fuerzas Aéreas de EEUU y la Marina declararon que sus F-35 estaban operativos antes incluso de que estos superaran las pruebas.
"Vista la cantidad de problemas técnicos sin resolver que tienen estos cazas, es una declaración tenue", prosigue el artículo.
El programa de desarrollo del F-35 es el programa armamentístico más caro de la historia: hasta ahora ha costado aproximadamente 1,6 billones de dólares. De manera que "es demasiado grande para fallar" y nunca se cuestionó si el caza pasaría las pruebas: era cuestión de ver cómo y cuándo lo haría.
"Hace cinco años que el caza tenía que entrar en producción en masa y actualmente tiene un rendimiento notablemente inferior en las pruebas. Así que la bajada de exigencias pareció ser la única manera de evitar más retrasos inevitables", cuenta el autor del artículo.
Indudablemente, unas exigencias de pruebas atenuadas aceleraron la entrada del F-35 en servicio, así como su entrega a los aliados de EEUU, destaca el medio. Sin embargo, esto acarrea riesgos para las vidas de los pilotos y las capacidades de combate de las fuerzas aéreas que usen estos cazas de quinta generación, ya que podrían resultar ser más vulnerables de lo esperado.
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Previamente, el novedoso caza de quinta generación entró en titulares debido a una multitud de problemas técnicos que tiene. Así, en un informe oficial del Departamento de Defensa, se mencionan alrededor de 1.000 "deficiencias no solucionadas", como problemas con el software del caza, neumáticos poco duraderos o deficiencias en el interfaz del casco del piloto.
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