Ramin Parsa nació en Irán en el seno de una familia musulmana. No obstante, hace 13 años se convirtió al cristiano. Luego emigró a Estados Unidos donde recibió la ciudadanía.
Se convirtió en un pastor y su vocación lo ha llevado a viajar por diferentes partes del mundo para transmitir el mensaje de Dios. Este era precisamente el objetivo de su viaje a México, relató el entrevistado.
Según recordó Parsa, entre el momento del despegue y el siniestro pasaron solo unos 30 segundos. Desde su punto de vista, "el piloto no debió haber despegado" en aquellas condiciones meteorológicas.
Parsa subrayó que él esperaba que el vuelo lo retrasaran una hora o más, por lo que incluso se sorprendió cuando sintió al avión moverse.
"No soy piloto y el piloto debería haberlo sabido, pero incluso yo entendí que el avión no iba a volar", destacó.
El entrevistado también aseguró que una de las versiones que está circulando, de que el avión cayó debido a que un rayo lo alcanzó, no se corresponde con la realidad.
"Fue Jesús el que nos salvó"
"Cuando me di cuenta que el avión estaba a punto de caer al suelo, mencioné el nombre de Jesús. Fue el nombre de Jesús el que nos salvó. Lo mencioné en inglés y en español. También pensé en mi familia y en mi vida", destacó.
Parsa estaba sentado cerca del ala por eso pudo ver cómo el motor se incendió cuando el avión tocó tierra. Después del impacto, el avión continuó moviéndose y dando saltos. Una vez que el avión se detuvo, las luces se apagaron.
"Casi no había oxígeno en la cabina, mientras que la visibilidad era casi nula. Justo en el momento cuando dije '¡Señor Jesús, señor Jesús!', el viento chocó contra mi cabeza y me encontré cerca de la puerta de salida. Fue un milagro", recordó.
Momentos después, Parsa saltó del ala del avión y empezó a alejarse de él. Luego vio que había decenas de personas deambulando cerca de la aeronave, entre ellos, niños.
"Me acerqué a ellos y traté de calmarlos, les dije '¡Jesucristo los ama!'. Me miraron y se movieron del avión", añadió.
Los bomberos llegaron solo 30 minutos después, aunque los pasajeros llamaron a los rescatistas casi inmediatamente después del siniestro. Cuando Parsa y otros pasajeros oyeron las primeras sirenas ayudaron a llevar a los niños a los médicos.
El 31 de julio, aproximadamente a las 16.00, hora local, el vuelo 2431 de Aeroméxico se estrelló tras despegar. A bordo de la aeronave, que cubría la ruta Durango — Ciudad de México, se encontraban 103 personas, de las cuales 99 eran pasajeros y 4, tripulantes.
Se confirmó posteriormente que no hubo víctimas mortales, aunque hasta el momento se han reportado decenas de heridos.
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