"La histeria que dura ya dos años sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses y la cual no existió, solo socava las relaciones bilaterales, pone en ridículo a todo el sistema político de EEUU, presentando a toda la democracia estadounidense como una casa de naipes", señaló.
"Y, claro está, el Departamento de Estado acusó de ello a Rusia", indicó.
Zajárova observó que "no se presentaron pruebas, pero calificaron de hostil a nuestro país".
"Por nuestra parte estimamos que es deseable que los diplomáticos se mantengan en el marco de la ética diplomática y al usar las palabras comprendan a qué resultados pueden conducir", instó.
"Es extraño que el Departamento de Estado de EEUU le haga el juego abiertamente a las fuerzas internas de su país que intentan poner en duda la legitimidad de las elecciones presidenciales de EEUU y con ello fracturar la sociedad estadounidense; surge la pregunta: ¿para quién trabaja el Departamento de Estado?", reflexionó.
No te lo pierdas: EEUU imputa a 12 agentes rusos por presuntos ciberataques durante las elecciones del 2016
En días pasados, la red social Facebook eliminó 32 páginas y cuentas en las que supuestamente detectaron actividades destinadas a influir en la política de EEUU en vísperas de las elecciones de medio periodo, previstas para noviembre y en las que se renovará parte del Congreso legislativo.
No obstante, la portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Heather Nauert, al aplaudir el bloqueo de dichas cuentas en Facebook, exigió que "Rusia y otros actores malintencionados cesen de inmediato su conducta insensata".
A inicios de julio pasado, el Comité de Inteligencia del Senado divulgó parcialmente un informe según el cual Rusia intervino en las elecciones estadounidenses de 2016 y el presidente Vladímir Putin aprobó personalmente esa operación.
Te puede interesar: "¡Solo Rusia, Rusia, Rusia!" ¿Qué temas quiere abordar Trump en vez de la presunta 'injerencia' rusa?
Esta campaña de influencia, según el informe, habría sido aprobada al más alto nivel e incluyó hackeos, filtraciones y uso de medios de información y redes sociales pero no repercutió en el conteo de votos.
Tanto el Kremlin como el Ministerio de Exteriores ruso negaron rotundamente la implicación de Moscú en los supuestos ciberataques.