Ahora, con el triunfo de López Obrador en la otra potencia regional, se abre la expectativa de que "levante un muro" contra el avance de los partidos de derecha, que han retomado el poder por distintas vías, incluyendo golpes blandos o parlamentarios.
García, investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, considera que la victoria de López Obrador no sólo "pone esta posibilidad de una nueva oleada de gobiernos progresistas", sino que su presidencia podría alentar la reactivación de los bloques regionales que hoy se encuentran paralizados, como la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur.
También podría también reorientar otros procesos como la Alianza del Pacífico y su eventual convergencia con el Mercosur, hacia procesos que "tengan un contenido social" más fuerte, y que no sólo se basen "en la perspectiva comercial y económica".
A nivel local, la expectativa está centrada en las 50 medidas económicas ya anunciadas, que "van desde la construcción de dos nuevas refinerías para recuperar el nivel de producción de petróleo y aumentarlo" hasta la reducción del costo del Estado.
Como ejemplo de austeridad y de señal a la ciudadanía, López Obrador estableció que ningún funcionario público podrá ganar un salario mayor al suyo.
"Está planteando una reducción bastante importante de alrededor de 40, 45% para él. Pero lo que se propone es que nadie podría ganar más de lo que gana el presidente: un millón de pesos al año, unos 129.000 al mes [aproximadamente 7.000 dólares]".
Para García esto ya permite anticipar un conflicto con el Poder Judicial cuyas autoridades perciben actualmente tres millones de pesos anuales, y también con el Poder Legislativo.
"En el actual Congreso ha habido expresiones en contra de esta situación, que son realmente descaradas por parte de estos congresistas, porque ganan arriba de 300.000 pesos mensuales [16.000 dólares], y han planteado que el hecho de rebajarse los obligaría a robar".