"Los pequeños y medianos productores están pidiendo a voces al Gobierno boliviano que autorice el pleno uso de la biotecnología para tener semillas resistentes", afirmó Rodríguez, gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), organismo privado de investigación comercial.
Comentando sobre la situación actual de la agricultura intensiva de esa región, el experto la describió como "mejor", en términos generales, que en 2017 pero "nuevamente afectada por la sequía".
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Rodríguez sugirió que las pérdidas de la recién terminada "campaña de invierno" en Santa Cruz pueden ser atribuidas en parte al uso generalizado de semillas no resistentes.
Ante esa situación, señalo que los productores reclaman al Gobierno "semillas resistentes al ataque de plagas, insectos, malezas, estrés hídrico".
Las semillas genéticamente modificadas están oficialmente prohibidas en Bolivia, donde un organismo estatal produce y distribuye la mayor parte de ese insumo a pequeños y medianos productores, pero no hay cifras confiables sobre el uso no autorizado de estas.
Rodríguez señaló que la cosecha de soja en el primer semestre llegó a 2,0 millones de toneladas, frente a una meta programada de 2,3 millones.
La producción de trigo, girasol, maíz, sorgo y chía en el período sumó 1.071.000 toneladas, con una caída del 33% respecto a las 1.700.000 toneladas proyectadas, según cifras de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO) compiladas por el IBCE.
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Las pérdidas mayores se registraron en la producción de trigo, que alcanzó a poco menos de la mitad de las 214.000 toneladas proyectadas, complicando los planes oficiales de lograr a corto plazo el autoabastecimiento de este cereal.
En cambio, los productores de arroz registraron cifras positivas con un total de 315.000 toneladas en el primer semestre, sin cambios respecto al 2017 y compensando con mayor productividad la reducción en 10% de los cultivos provocada por la sequía.
"Para nadie es desconocido que el cambio climático es una realidad que está impactando a nivel mundial, esto se expresa en el hecho de que se dan sequías prolongadas o inundaciones en Santa Cruz, el principal productor de alimentos en el país", resumió el gerente del instituto.
Agregó, como paradoja provocada por la carencia de tecnología para enfrentar problemas climáticos, que los cultivos de algodón han caído de 60.000 hectáreas a sólo 2.000 hectáreas, "haciendo a Bolivia dependiente de la importación de algodón transgénico de otros países".
El balance agrícola de Santa Cruz no incluía al sector de la caña de azúcar, cuya zafra anual apenas ha comenzado.