Para el 30 de junio, de los 193 países que forman parte de la ONU, solo 112 Estados transfirieron el monto correspondiente a su contribución —la cuota que cada miembro debe pagar para sufragar los gastos de la organización-. El déficit presupuestario alcanzó los 138 millones de dólares.
"Ahora se estudian todas las medidas posibles para reducir costos no relacionados con el mantenimiento del personal", apuntó. Al mismo tiempo, advirtió que si la crisis continúa, la ONU no podrá cumplir con sus funciones clave.
"Esos medios modestos que tenemos a nuestra disposición simplemente no nos permiten responder a las solicitudes de asistencia de aquellos que lo necesitan", señaló el secretario general.
Entre los países no contribuyentes se encuentran EEUU, Argentina, Siria, Venezuela y Bielorrusia. Por su parte, Estados Unidos aporta el 22% del presupuesto de la organización y aunque Washington tradicionalmente paga más tarde debido al comienzo de su año fiscal, esta vez el monto no será el mismo.
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Sin el patrocinador principal
La representante permanente de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, explicó que la medida se debe a la "ineficiencia y el exceso de gasto de los fondos de la ONU", así como por el deseo de fortalecer la disciplina y la responsabilidad de la organización.
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Según los analistas, en las organizaciones internacionales estables y viables existe una regla: quién paga, establece las reglas. Sin embargo, en la ONU esto no es así: un país, un voto.
"El sistema de toma de decisiones en la ONU es tal que los países que son de poca importancia en el ámbito internacional son desproporcionadamente pesados y sus acciones a menudo provocan el enfado de aquellos que básicamente sostienen estas estructuras", opina Serguéi Jestanov, asesor de la compañía Otkritie Broker.
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Burocracia excesiva
"Hay mucho personal y mucha gente con grandes sueldos que se dedican al papeleo. La toma de decisiones se extiende por meses", destaca Jestanov.
"Los problemas de la ONU comenzaron hace mucho y está claro que ahora esta organización no le interesa a EEUU. Por eso no quieren financiarla. Lo más probable es que, en este contexto de problemas financieros, los Estados logren reformular la ONU", apunta Mijaíl Beliáev, economista jefe del Instituto del Mercado de Valores y Gestión. Según el analista, es posible que de la ONU nazca otra organización basada en los BRICS, y no se sabe si Estados Unidos se unirá a ella.
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El mundo se queda sin su coordinador
Los observadores consideran que lo que está ocurriendo en la ONU es una manifestación en el sector financiero de la crisis política. La organización ha perdido su papel de coordinador, en parte debido a que el mundo se encuentra en otra etapa de las relaciones internacionales. Lo mismo sucedió con el predecesor de la ONU, la Liga de Naciones, que dejó de existir poco después de la Segunda Guerra Mundial.
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"Entramos en una era donde el consenso y el neoliberalismo de Washington son reemplazados por un nuevo mercantilismo: la lucha por los mercados extranjeros, la expulsión de productos extranjeros del mercado interno. Aquí la ONU no ayuda", explica Vasili Koltashov, jefe del Centro de Estudios de Economía Política.
El analista cree que probablemente surgirá la necesidad de una nueva estructura de coordinación debido al agravamiento de las relaciones entre algunos países influyentes, como es el caso de EEUU y China o de EEUU y la UE.
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"La importancia de la ONU seguirá disminuyendo hasta que en la arena política no aparezcan nuevos centros de poder interesados en llegar a un acuerdo", concluye el experto.