Según cuenta el medio Military Watch, se planeaba que el nuevo caza tuviera la misma velocidad máxima y maniobrabilidad, pero además tenía que contar con tecnologías de la siguiente generación, invisibilidad y mayor alcance. No obstante, lo más importante era que la nueva aeronave tuviera unos requisitos de mantenimiento más bajos que el F-15 Eagle.
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Con la entrada en servicio en 2005 el nuevo caza fue considerado un rotundo éxito desde el punto de vista técnico, pero falló en el aspecto de mantenimiento, afirma el medio. Así, el F-22 no pudo ni igualar los costes de mantenimiento del ya caro F-15, e incluso los superó.
Así, el coste de vuelo de este caza ronda los 60.000 dólares por hora de vuelo, convirtiéndolo en el caza más caro del mundo con diferencia. Además, está el hecho de que la nave podía volar con menos frecuencia que el ya exigente F-15 Eagle.
De hecho, se destaca que la frecuencia de vuelo del F-22 era de menos de un vuelo largo por semana, lo cual limita mucho su utilidad práctica en una guerra. El Raptor fue extremadamente sofisticado, pero suponía un coste considerable que no se pagaba por su compra o desarrollo, sino por su mantenimiento y por volarlo.
Precisamente este coste puso en duda el programa entero de este caza de quinta generación. En principio se firmó un pedido de 750 unidades, pero el gasto de mantenimiento a lo largo de sus 55 años de vida "sería desorbitado".
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Mientras que el precio de una unidad era de unos 150 millones de dólares, mantenerlo a lo largo de 40 años costaría 550 millones. Considerando que lo más probable es que con los años los costes irían aumentando, la cifra sería de al menos 700 millones, afirma el medio.
Por esta razón, primero se redujo el pedido a 350 unidades y luego se canceló todo el programa con tan solo 187 unidades construidas, lo cual constituye el 25% de las necesidades de las fuerzas aéreas de EEUU.
Por lo cual, el fallo del F-22 en este aspecto puso fin a un programa que podría considerarse exitoso. Eso sí, no se sabe si este caza habría seguido adelante a pesar de esta deficiencia clave si la Unión Soviética no se hubiese desmoronado.
Considerando esta experiencia, es muy probable que se preste una mayor atención a los costes de mantenimiento del nuevo caza de sexta generación que está en desarrollo para que no siga el destino del F-22.
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