El axolote ya es famoso por su capacidad de regenerarse casi por completo. Recientemente atrajo aún más la atención de la ciencia, al comprobarse que su genoma es 10 veces mayor que el de los seres humanos.
"Es el más confiable en su ADN, ya que no sufre metamorfosis, no cambia de axolote a salamandra. En su ambiente no hubo necesidad de que lo hiciera porque el lago de Xochimilco nunca estuvo en riesgo de desecarse, ha permanecido en forma casi estable", dijo a Sputnik, Dionisio Eslava, responsable en Xochimilco de Umbral Axochiatl.
Eslava es uno de los 20 campesinos que son el núcleo duro de trabajo por la conservación de un ambiente único, las chinampas, que son islotes que fueron creados artificialmente con elementos naturales, durante generaciones previas a la Conquista.
"Para nosotros, como Xochimilcas, es un honor conservar al axolote porque nos representa. Es el hermano mellizo de Quetzalcóatl, Xolotl [perro que guía de las almas que van al inframundo] que era considerado sagrado. Para nosotros, como campesinos, a través de preservarlo a él, preservamos nuestra identidad o cultura", agregó.
Las chinampas son una forma prehispánica de construir sobre el agua, por la que se desplazan cotidianamente, como canales. Hay unas 800 hectáreas de tierras cultivables creadas por este método en Xochimilco.
Recuperar una especie
La base del laboratorio de Unión Axochiatl está en una chinampa, que es dónde se desarrolla el conocimiento a partir de dos vertientes: la empírica, provista por los campesinos de la zona; y la científica, guiada por el geógrafo Cecilio Solís, fundador de la organización.
Tal vez lo más impresionante de la fisonomía del anfibio, al verlo de cerca, son las branqueas que tiene sobre la cabeza como si fuera una corona, a lo que se le llama "penacho de Moctezuma" y que es una de las tres vías por las que respiran, además de la nariz y la piel.
Esas "tres ramitas rojas como de coral" fue uno de los detalles que llamó la atención del escritor Julio Cortázar, quien encontró a los axolotes en un acuario de París y les dedicó un relato, en el que se siente emparentado con ellos. "Es una especie que tiene 100.000 años, y que si las pierde, recupera patas, manos, cola, hasta el corazón y el cerebro."
"Hoy Umbral Axochiatl cuenta con 197 organismos reproductores de la más alta calidad que, por cuestiones de seguridad están repartidos con varias familias. Es la mejor forma de socializarlo, que los tengan para que lo vayan viendo como algo propio", explicó Eslava a esta agencia.
Lalo es otro joven vecino que tiene en su casa parte de axolotes que esperan devolver al entorno, por el que han trabajado constantemente durante los últimos 10 años, cuando la organización comenzó a reclamar que los desagües dejaran de verterse en los canales, sino en la red general, algo que ya han conseguido.
También practican tareas de conservación organizando regatas de remo autóctono, y esperan pronto también tener una escuelita. El remo autóctono es la forma en la que se manejan por la zona de las chinampas, dónde no se permite la utilización de vehículos de motor, porque el oleaje que provocan deteriora las mismas, y para evitar los derrames de combustibles en el ecosistema que buscan proteger.
Lalo tiene 24 años y su padre lo acercó al trabajo de preservación del axolote. Dice que su tarea es hacerlo de manera tradicional, esperando que los organismos crezcan a su tiempo, "como ellos saben". Sus hijos pequeños también corretean por la casa y reconocen a los axolotes y hablan de sus otras mascotas, las "rana toro", que tienen en un pequeño estanque de su jardín. Su convivencia con la fauna del lugar es cotidiana.
"No estamos dispuestos a que este organismo desaparezca, es parte del proyecto de cómo preservar la chinampería. Vamos poco a poco, lento pero sin parar. Porque aquí estamos y aquí estaremos. Podemos crear una gran economía, siempre y cuando lo hagamos en comunidad", agregó Dionisio Eslava.
Además del proyecto del axolote, Umbral Axiochiatl promueve el retorno de los campesinos al cultivo de sus chinampas, unas 800 hectáreas de tierra cultivable, creando una base de semillas propias con los cultivos autóctonos y recuperando otros, como el picante chinampero, sin utilizar químicos ni fertilizantes, sino con mecanismos tradicionales de cultivo. También cosechan betabel (remolacha), verdolaga, calabaza, coliflor, maíz, papa, manzanilla, brócoli, además de una amplia variedad de flores, que caracterizan la zona.
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De regreso al centro de Xochimilco, Eslava señaló en el camino un mural que lleva 10 años intacto, sin otros rayones encima y que utiliza para señalar cómo el de su comunidad, en el fondo, es un proyecto de defensa de la identidad y cultura local. El muro fue pintado por el Colectivo Axolotl, de jóvenes muralistas de la zona y esperan poder retocarlo este año.