A pesar de lo mucho que dependemos de este sistema de satélites, es sorprendentemente vulnerable a cualquier tipo de interferencia y ni siquiera existe un 'plan B' en caso de que falle, cuenta Paul Tullis en un artículo para Bloomberg.
¿Qué es el GPS y qué funciones tiene?
Inicialmente, el sistema fue creado por los militares estadounidenses, pero en el año 2000 el Departamento de Defensa de EEUU empezó a abrir al público su uso. Actualmente el GPS opera con 32 satélites que también actúan como un gigantesco reloj mundial.
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Cada satélite dispone de varios relojes atómicos que miden el tiempo con una precisión absoluta y envían estos datos a la Tierra junto con sus coordenadas de posición.
En la superficie, todos los dispositivos usan estos datos ultraprecisos no solo para determinar la posición del usuario, sino también para saber la hora exacta. Cuando hay una ligera desviación entre los ordenadores, todo se desmorona, explica el autor.
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El problema resultó ser un error en la red de GPS global que se produjo después de que las Fuerzas Aéreas de EEUU desconectaran uno de los antiguos satélites y resetearan su base de datos. Al hacerlo, se introdujeron diminutos errores en la nueva programación que provocaron la caída del sistema, señala Tullis.
Como consecuencia de este error, los relojes se retrasaron 13,7 millonésimas de segundo.
Dependencia absoluta
Actualmente hay 2.000 millones de receptores de señales GPS por todo el mundo y la Agencia Europea de Satélites de Navegación estima que para el año 2022 habrá 7.000 millones.
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El GPS se utiliza en ámbitos como las telecomunicaciones, la banca, las aerolíneas, los dispositivos eléctricos, los negocios basados en las 'nubes de datos' y las cadenas de televisión.
El GPS también es vital para los servicios de emergencias y las fuerzas armadas de muchos países. De hecho, el autor señala que el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU atribuyó a 16 sectores de sus infraestructuras una importancia "crítica" y 14 de ellos dependen de los GPS.
El Plan B
Así, el congresista estadounidense John Garamendi afirma que "el GPS es el único punto débil de la economía moderna". En este contexto, Tullis recuerda que el incidente del 2016 fue "un error inocente" y no un ataque deliberado contra la red de GPS. No obstante, desde entonces poco se hizo para blindar el sistema.
A pesar de lo importante que es el GPS, son pocas las alternativas que podrían reemplazarlo en caso de que fuera necesario, cuenta Tullis. Así, ahora existen el sistema Galileo (operado por la UE), el BDS (China) y el Glonass (Rusia). Entre ellos solo el sistema ruso tiene un alcance global, y por lo tanto podría considerarse una alternativa viable al GPS.
¿Qué es el Glonass?
El sistema Glonass (acrónimo de Sistema Global de Navegación por satélite) fue puesto en servicio en 1993. Al igual que el GPS, el sistema ruso permite determinar la posición y la velocidad de los receptores de sus señales.
Actualmente el Glonass cuenta con 25 satélites en la órbita terrestre. A diferencia del sistema estadounidense, los satélites del sistema ruso no tienen resonancia con la rotación de la Tierra, por lo cual tienen una mayor estabilidad y no necesitan reconfiguraciones rutinarias —que sí requieren los satélites del GPS—.
Cualquiera puede bloquear el GPS
Paul Tullis cuenta que las señales del GPS pueden verse interferidas no solo por otros satélites, sino también por los propios receptores de señales. De hecho, "incluso los excrementos de palomas sobre las torres de comunicación" pueden afectar la débil señal del GPS.
Eso sí, en la mayoría de los casos se trató de camioneros que querían ocultar sus ubicaciones a sus jefes mientras descansaban. Pero también hubo casos cuando se bloquearon las señales de GPS de aviones que se acercaban al aeropuerto de Manila Ninoy Aquino. El GPS también es vulnerable a las ráfagas solares, a la basura espacial e incluso a una potencial fuerza enemiga
¿Qué es el 'spoofing'?
Así se llama la táctica más insidiosa de interferir en los GPS. En esencia, se trata de introducir un virus informático que envía señales falsas para engañar a los receptores.
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Tullis añade también que el peligro de esta táctica es que puede aplicarse de una manera sutil para lograr los objetivos que uno se proponga sin ser detectado. Este podría ser el caso de los mercados de valores y la bolsa.
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