Arancel y Donald Trump son palabras que frecuentemente se encuentran en la misma oración debido a la marcada preferencia del mandatario por las medidas proteccionistas de la economía. Lo que extraña de la última reunión que mantuvo el mandatario con el jefe de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, es que su resultado fue un acuerdo informal recíproco por la baja de los aranceles. Compromiso este que Estados Unidos no asumía desde que finalizó el Gobierno de Barack Obama.
"En general los aranceles entre Europa y Estados Unidos no son muy altos, sin embargo había una amenaza muy directa dentro de esta guerra comercial de imponer aranceles contra la industria automovilística, que en concreto la industria alemana podrían ser destructivos. Entonces ya se estaba entrando en palabras mayores y ha habido una reacción inmediata de Europa y de Alemania".
"Habíamos visto como Trump había estado muy agresivo con este tema en su visita a Europa. En concreto con el Nordstream 2 (gasoducto entre Rusia y Alemania) y esta agresividad con respecto a las nuevas fuentes de suministro desde Rusia a Europa tiene su origen precisamente en el interés de Estados Unidos de convertirse en proveedor de Europa", analizó.
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Además del combustible, la Unión Europea se comprometió a comprar soja a Estados Unidos y evaluar la continuación de las negociaciones en torno al aluminio y el acero (aún gravados) antes de retirar las medidas recíprocas contra el país norteamericano.