Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Journal of Applied Physics.
La TRM es un importante método de diagnóstico biomédico basado, normalmente, en el uso de la resonancia magnética nuclear de los protones de hidrógeno. El tomógrafo crea un campo magnético que 'alinea' los protones en el mismo bajo efecto de radioondas. Algunos estudios requieren el empleo de agentes de contraste para aumentar la precisión de la imagen. La señal de contraste para la TRM depende, principalmente, del grado de modificación de los tiempos de relajación transversal y longitudinal.
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El tiempo de relajación es el tiempo en el que los protones recuperan el equilibrio tras el pulso de un campo magnético externo. Su valor depende de las moléculas y átomos que rodean el protón y es distinto en los tejidos sanos y enfermos.
En algunos casos, la patología se detecta gracias a los agentes de contraste que modifican localmente los tiempos de relajación del tejido afectado. La combinación de la TRM y los agentes de contraste incrementa las posibilidades de obtener la imagen de inflamaciones como, por ejemplo, el angiogénesis tumoral en el caso del cáncer.
Los expertos de la MEPhI desarrollaron un nuevo tipo de agente de contraste a base de nanopartículas de silicio que permite combinar la detección de la enfermedad y su terapia. Según el catedrático del centro y de la Universidad Estatal Mijaíl Lomonósov de Moscú, Víctor Timoshenko, este es un ejemplo del desarrollo de la nanoteranóstica: una combinación de tratamiento y diagnóstico a nanoescala.
Los agentes teranósticos para la TRM suponen la combinación de agentes de contraste con la terapia mediante la administración de fármacos nanoencapsulados y/o tratamientos físicos o con radiaciones.
"Ya que la TRM se usa ampliamente para el diagnóstico del cáncer, el desarrollo del nuevo tipo de agente de contraste que podrá ser usado para la terapia no agresiva de las enfermedades oncológicas tiene una gran importancia para la medicina moderna", afirma Víctor Timoshenko.
Los materiales usados en nanoteranóstica no pueden ser tóxicos y tienen que ser compatibles con el organismo del hombre. Otra propiedad necesaria es que sean 'invisibles' para el sistema inmune, porque si no, este los eliminará. Las nanopartículas tampoco deben acumularse en el organismo y su superficie no debe estar sucia.
Según los representantes del laboratorio de nanoteranóstica del Instituto de Ingeniería Física y Biomedicina de la MEPhI, el empleo de las nanopartículas de silicio para detectar las células afectadas es uno de los métodos más prometedores de nanoteranóstica del cáncer. Estas nanopartículas no son nocivas para el organismo pero, bajo el efecto de las radioondas, pueden calentarse hasta una temperatura de más de 42°С —fenómeno llamado hipertermia—, lo cual asegura la eliminación local de las células cancerosas.