El artista, que llegó a ser director musical del Teatro alla Scala de Milán, nació en Argentina en 1942, pero en su infancia emigró con sus padres hacia Israel. Allí vivió y realizó buena parte de su carrera, y también se ha consagrado como una de las voces críticas de judíos contra la ocupación israelí de los territorios palestinos.
En ese mismo recinto Barenboim definió a la Declaración de la Independencia del Estado de Israel en 1948 como "una fuente de inspiración para creer en los ideales" que transformaron a "judíos en israelíes", sobre todo el compromiso por la igualdad que tenían en mente los fundadores del país.
"El Estado de Israel promoverá el desarrollo del país para el beneficio de todos sus habitantes; estará basado en los principios de libertad, justicia y paz, a la luz de las enseñanzas de los profetas de Israel; asegurará la completa igualdad de derechos políticos y sociales a todos sus habitantes sin diferencia de credo, raza o sexo; garantizará libertad de culto, conciencia, idioma, educación y cultura", expresa el texto fundacional de Israel.
Entre otros puntos polémicos, la norma establece que el derecho a la autodeterminación nacional en el Estado de Israel es "únicamente" para los judíos. El hebreo es fijado como la única lengua oficial, relegando al árabe a un segundo plano, a pesar de que hasta el momento gozaba de mayor reconocimiento por parte de las autoridades.
La ley, aprobada por 62 votos favorables, 55 en contra y dos abstenciones, reafirma a Jerusalén como capital del Estado, algo no aceptado por buena parte de la comunidad internacional, dada la ocupación israelí desde 1967 de la mitad oriental de la ciudad.
Más datos: "Momento crucial para el sionismo": ¿qué secuelas tendrá la ley del Estado-Nación Judío para Israel?
La norma es una "ley básica", es decir, tiene rango constitucional y sólo puede ser cambiada por una mayoría cualificada, por lo cual las probabilidades de que sea modificada o derogada son remotas.
"Me provoca un profundo dolor que deba hoy hacerme las mismas preguntas que formulé hace 14 años cuando hablé en el Knesset: ¿Podemos ignorar la brecha intolerable que existe entre aquello que prometía la Declaración de la Independencia y lo que se realizó, la brecha entre la idea y las realidades de Israel?", expresa Barenboim.
"Coincide con la Declaración de la Independencia la situación de ocupación y de dominio de otro pueblo? ¿Tiene algún sentido la independencia de uno a costa de los derechos fundamentales del otro?", prosigue.
Te puede interesar: De Argentina a Siberia: los lugares contemplados por los judíos para crear su Estado
El destacado músico se interroga además sobre si "el pueblo judío, cuya historia es testimonio de sufrimiento incesante e implacable persecución, puede permitirse ser indiferente a los derechos y al sufrimiento de un pueblo vecino".
"¿Puede el Estado de Israel permitirse el sueño irreal de un final ideológico al conflicto, en lugar de buscar una solución pragmática, humanitaria, basada en la justicia social?", reflexiona el pianista.
Barenboim compara el momento en el que pronunció su discurso en la Knesset con el presente y concluye que "nada cambió realmente desde 2004". "Por el contrario, tenemos ahora una ley que confirma a la población árabe como ciudadanos de segunda clase", constata.
"Es entonces una forma muy clara de apartheid. No creo que el pueblo judío haya vivido veinte siglos, entre persecuciones y el sufrimiento de crueldades infinitas, para convertirse ahora en opresores e infligir la crueldad a los otros. Esta nueva ley hace exactamente eso. Por eso hoy me da vergüenza ser israelí", concluye..