"Nosotros te alentábamos desde el sótano", le dijo en la inauguración de la muestra Ricardo Coquet, sobreviviente de la ESMA, a Jorge Olguín, exjugador de la selección y campeón del mundo en el torneo de fútbol organizado en la Argentina en 1978, en plena dictadura militar.

El predio de la ESMA, ubicado en el barrio porteño de Núñez, se encuentra a pocas cuadras del Estadio Monumental, donde se jugó la final que ganara Argentina a Holanda, entre otros partidos. Los gritos del público se llegaban a escuchar por las ventanas, si el viento acompañaba, cuentan los relatos de la exhibición.
El sótano y los altillos del edificio que funcionaba como casino y sitio de esparcimiento de los oficiales de Marina eran los espacios en la ESMA donde mantuvieron secuestrados, incluso durante años, a alrededor de 5.000 personas, incluidos los niños que llegaron a nacer en cautiverio. Allí fueron torturados, asesinados y transportados hacia los llamados "vuelos de la muerte" (donde eran arrojados desde el aire al Río de la Plata) a todos los que no tuvieron la fortuna de vivir para contarlo.

"Uno de los sobrevivientes, Martín Gras, decía que en la ESMA no se decidía quien moría sino quién vivía; los secuestrados eran como el botín de guerra de los represores", dijo a Sputnik Alejandra Naftal, directora del Museo Sitio de Memoria ESMA.
Sobre este estado de confusión y sometimiento psicológico, el período del Mundial '78 llama especialmente la atención. "El Mundial fue el mayor acto de propaganda utilizado por los militares para mostrar una Argentina en paz, diferente, mientras nosotros estábamos secuestrados", dijo Coquet.

"Tengo recuerdos surrealistas: un día estaba trabajando en el sótano en diagramación y me dijeron 'preparate que vas a salir' y yo pensé 'uh, acá me matan'. Sin embargo, simplemente me llevaron a ver un partido a un cine", contó.
Este tipo de situaciones aparentemente ilógicas abundan en los testimonios. Durante ese período, los secuestrados eran obligados a trabajar redactando material de prensa, folletos, revistas e incluso falsificando credenciales para ingresar a las conferencias de prensa o realizar coberturas. Destacan dos casos.
En un artículo publicado por el diario La Nación el 3 de mayo de 1978, se cuenta de los pormenores de una conferencia de prensa que ofreció el entonces director técnico de la selección argentina, César Luis Menotti. El artículo viene acompañado de una foto en la que se ve al seleccionador y algunos periodistas. Entre estos, vestidos de civil, el oficial de Marina Juan Carlos Rolón y en el fondo, parado, Lisandro Cubas, que en ese momento era un desaparecido. Cubas accedió con una credencial falsa confeccionada en la ESMA y llegó a entrevistar a Menotti a solas, pero no se animó a mencionar su situación.

"A 40 años del Mundial del '78 y en simultáneo con el de Rusia, decidimos tomar los testimonios del último juicio de los sobrevivientes que estuvieron secuestrados acá durante ese período, y armamos este coral", dijo Naftal.
"Lo que nosotros tenemos como misión es tomar temas y mostrar cómo se vivió acá adentro. En la ESMA hubo una vida, una vida rara, pero una vida al fin, entre grilletes, capuchas, tormentos y torturas, pero también de solidaridad, de resistencia, de amor entre los detenidos, de vínculos entre víctimas y victimarios", sostuvo.
"Uno se transforma en testigo de lo que pasó y tiene obligaciones como tal. Es satisfactorio testimoniar y ver que eso resulta en que las personas que cometieron semejantes delitos de lesa humanidad terminen en la cárcel", dijo Coquet, quien estuvo cautivo en la ESMA desde el 10 de marzo de 1977 hasta el 3 de diciembre de 1978.

"Era un momento de muchas contradicciones porque estando en la ESMA también queríamos que ganara Argentina", contó el testigo y sobreviviente. "La semifinal que le ganamos a Perú por 6-0 lo vi en el comedor del sótano con otro compañero. En un momento cerraron las puertas, que era algo que pasaba cuando traían secuestrado a alguien o torturaban. Cuando terminó el partido salimos y encontramos a un compañero muerto en el piso por una pastilla de cianuro. Eso nos hizo volver rápidamente a la realidad".
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