El Ministerio de Exteriores británico anunció la víspera que la semana próxima inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) llegarán al Reino Unido para investigar la sustancia hallada en un contenedor en el domicilio del hombre que sobrevivió a la intoxicación, Charlie Rowley.
"Ese procedimiento de 'verificación independiente' de la sustancia de acción neuroparalizante, impulsada nuevamente por Gran Bretaña, no es transparente y queda al margen de los mecanismos definidos por la Convención sobre las Armas Químicos", cuestionó el diplomático.
"Volvemos a llamar a las autoridades británicas a mostrar apertura en la investigación mientras aún sea posible tratar de reparar el daño que causaron a la imagen internacional de su país", expresó el representante de la Embajada rusa.
El 30 de junio, los británicos Dawn Sturgess y Charlie Rowley ingresaron al hospital tras perder el conocimiento en su domicilio de Amesbury, condado de Wiltshire.
La policía estableció que los dos fueron intoxicados con una sustancia de acción neuroparalizante, la misma que presuntamente fue empleada contra los Skripal a principios de marzo.
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El 8 de julio, Scotland Yard comunicó que Sturgess falleció, por lo que los detectives británicos empezaron una investigación por asesinato.
A inicios de marzo pasado Serguéi Skripal, exoficial de la inteligencia militar rusa, reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron atacados con un agente de acción neuroparalizante en la ciudad británica de Salisbury.
Desde el primer momento, el Gobierno británico acusó a Rusia de estar detrás del ataque, aunque Scotland Yard todavía continúa la investigación.
Moscú rechaza tajantemente las acusaciones al calificarlas de infundadas.
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Según la Cancillería rusa, se enviaron decenas de notas al ente homólogo británico con solicitudes de acceso a la investigación y propuestas de colaborar en las pesquisas, sin embargo, todas fueron ignoradas.