Según recordó el periodista, las autoridades tailandesas se negaron a colaborar con el fundador de Tesla, ya que una cosa es llevar a cabo una prueba en la piscina y otra muy distinta es utilizar la cápsula en una cueva inundada de varios kilómetros de largo, donde no hay margen de error.
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Sin embargo, millones de usuarios de todo el mundo —y también de Rusia— se quedaron alucinados por la nobleza de Musk. Según el columnista, los internautas rusos —la mayoría de ellos suelen criticar y cuestionar los logros de su país y alabar todo lo que se hace en el extranjero— manifestaron su admiración por el multimillonario estadounidense.
Marajovski admitió que en Rusia hay un sector de la sociedad que tiende a no tomar en serio casi nada, ya sea la participación de la selección nacional en el Mundial, la construcción del puente de Crimea, la lucha antiterrorista en Siria o el embargo alimentario como respuesta a las sanciones antirrusas. Sin embargo, los 'críticos de Moscú' ya no saben cómo reaccionar cuando el equipo ruso llega a los cuartos de final, mientras que los yihadistas entregan sus armas, y cientos de miles de vehículos cruzan el puente que une la península de Crimea con la Rusia continental.
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Pero, ¿cuál es la razón de este fenómeno social? Según opina el columnista ruso, el famoso empresario estadounidense actúa como un "contrapeso místico a la patria" en la visión del mundo de estas personas.
"Necesitan una imagen de una 'patria perdedora', en la que las cosas empeoran día tras día. Pero el hecho de que algo se vuelve mejor o se hace bien, les quita la libertad y el confort psicológico", subrayó Marajovski.
No obstante, en cualquier país —incluida Rusia— hay tanto malas como buenas noticias.
"Pero no necesitan una Rusia así. En vez de esto, necesitan 'cápsulas de escape', aunque imaginarias", concluyó el columnista.