Los anteriores actos de barbarie tuvieron lugar en enero y marzo, mientras un grupo de turistas rusos logró impedir otra profanación a inicios de mayo.
La embajada también comunicó que desde hace mucho plantea ante las autoridades vienesas la necesidad de montar cámaras de vídeo en Schwarzenbergplatz, donde se encuentra el monumento.
El embajador Dmitri Liublinski dijo a Sputnik que de momento lo impide la ley relativa a la observación en lugares públicos y al mismo tiempo señaló que el nuevo Gobierno de Austria está revisando la legislación en esta esfera, por lo que cabe esperar una respuesta positiva.