Fueron 120 minutos de agonía y nerviosismo. El empate 1 a 1 forzaba a las selecciones de Rusia y España a definir por penales un partido cerrado y difícil, donde la resistencia de la defensa eslava detuvo las flojas embestidas de la artillería ibérica.
"Ru-si-a, Ru-si-a", cantaba la hinchada mientras agitaban banderas y algunos filmaban atónitos con sus celulares la pantalla donde el equipo local se abrazaba frente al desconsuelo de los jugadores españoles.
Marcos y Gala, que llegaron desde Kirov a Buenos Aires a mediados de la década de los 90, saltaban y gritaban de emoción junto a su hija de seis años para festejar el enorme triunfo. Eligieron venir a ver este partido en la Casa de Rusia porque es acá donde estudia la pequeña Anastasia ruso, música y pintura todos los sábados. También vinieron a ver la derrota de Argentina contra Francia el día anterior, pero esta vez se fueron con una sonrisa.
"Todo este Mundial vimos partidos muy cerrados, donde a los técnicos les cuesta transmitir las ideas. Primero quedó afuera Alemania, después Argentina y Portugal; este es un año de muchas sorpresas y en los penales es un 50-50", reflexionaba con esperanza Marcos minutos antes del desenlace. Y la sorpresa llegó.
"Este partido es muy importante para nosotros, primero que nada porque somos muy patriotas por nuestro país e hinchamos siempre por nuestro equipo", dijo Elizaveta Petrenko, Presidenta de la organización de jóvenes rusos Fénix, parte esencial de la convocatoria y propulsores de estos encuentros.
El 10 de abril se inauguró la 'casa del hincha' en la Casa de Rusia y todos los que visiten las instalaciones podrán ver allí la exposición 'Cuenta Regresiva', con fotos tomadas por los fotógrafos de Sputnik y la agencia federal rusa de los trabajos de infraestructura y los monumentales estadios de fútbol que fueron construidos y renovados para este Mundial.
"La muestra puede ser vista por los aficionados del fútbol de todo el mundo donde tiene presencia la agencia federal rusa. La 'casa del hincha' está abierta a todo el público y los invitamos a venir a ver los partidos en vivo", dijo Olga Murátova, representante del Centro Ruso de Ciencia y Cultura en Buenos Aires (con sede en la Casa de Rusia).
Elizaveta Petrenko enfatizó con emoción la importancia de estas actividades: "El deporte se convirtió en la diplomacia pública porque no tiene fronteras, hablamos el mismo idioma y es una gran fiesta para todos los pueblos del mundo".