Al igual que la selección nacional rusa desafió las expectativas al clasificarse para los octavos de final del Mundial 2018, la economía del país "desafía las predicciones" y puede esperar repetir el éxito de las Olimpiadas 2014 en Sochi, opina Frank Holmes en su artículo para Forbes.
En aquel entonces, a pesar del precio exorbitante de unos 50.000 millones de dólares invertidos en los juegos, Rusia gestionó bien esta carga financiera y hasta la fecha sigue dando su fruto, sobre todo en Sochi, el balneario renovado que hoy es un destino de referencia para los turistas rusos, recuerda.
"Albergar el Mundial le costó a Rusia unos 14.000 millones de dólares, otra vez todo un récord. Y como las Olimpiadas, la Copa también puede generar beneficios", valora el experto en inversiones.
Los efectos positivos del Mundial contribuyen a la restauración económica del país, que ya se deshizo de las peores consecuencias del colapso de la moneda nacional a finales de 2014 debido al desplome de los precios del crudo y el efecto de las sanciones de las naciones occidentales y sus aliados por su reunificación con Crimea.
Según los expertos citados por el autor, el ritmo de crecimiento de la economía rusa se acelerará ya en 2018.
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La inflación se mantiene por debajo de los pronósticos del Banco Central y la tasa de desempleo alcanzó los niveles mínimos vistos después del colapso de la URSS, apunta Holmes.
Las reformas estudiadas por el Gobierno, como la de las pensiones y de la desregulación del sector de las inversiones privadas también evocan un interés de los gestores de finanzas en el mundo.
"Algunos pueden pensar que se trata de 'un pensamiento imaginativo', pero eso no quita el hecho de que Rusia, actualmente, sea un lugar atractivo para invertir", concluye Holmes al comparar el mercado de valores ruso con el de EEUU, en favor del primero.
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