Rivera llegó a Rusia tras un largo viaje por Europa como invitado de una amiga moscovita. Su máxima ambición era sentir la atmósfera mágica del Mundial en las calles de la capital, pero no tenía la posibilidad de ver ningún partido en el estadio.
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Sin embargo, en una discoteca conoció a un jugador sudafricano que escuchó su historia y decidió regalarle una entrada al partido Colombia-Polonia junto con un pasaje en tren hasta Kazán. Las emociones de Rivera eran difíciles de expresar.
"Rusia es un país donde la gente es espectacular. La gente no me ha dejado solo. Nunca me he perdido en el metro porque me dicen: '¿Dónde quieres ir? Ven, yo te acompaño'", confiesa Milton.
Para agradecer al pueblo ruso por una acogida cálida, el colombiano hizo un cartel con las palabras: "Gracias, Rusia. Te quiero".