Construida en los años 70 a lo largo de un bloque entero, este insólito alojamiento cuenta con 15 habitaciones y puede alojar de manera cómoda hasta 80 personas, con servicios que van desde una piscina hasta una hamaca gigante donde relajarse y tomar un beberaje con amigos y otros viajeros.
"Cuando Colombia estaba azotada por el narcotráfico, esta mansión pertenecía a una familia de las más poderosas de los cárteles de droga en la región Caribe, desde donde exportaban drogas", dijo a Sputnik Carlos Rocha, administrador del establecimiento hotelero.
Prácticamente no se realizaron cambios y la infraestructura de la que dispone la casa es la misma de sus orígenes. Sin embargo, algunas pequeñas modificaciones fueron necesarias, entre ellas cerrar túneles y bóvedas subterráneas.
"Es una casa muy grande, donde sucedieron cosas muy fuertes. Cuando el hostal estaba empezando, nos decían que cada vez que Pablo Escobar venía al Caribe, muchas veces se quedaba acá", agregó.
Pero la Colombia tormentosa —marcada durante casi medio siglo por enfrentamientos entre Ejército, paramilitares, guerrilleros y narcotraficantes— quedó atrás y el país está viviendo un renacer, que se traduce en un incremento notorio del número de turistas interesados en conocer la infinita variedad de paisajes, entornos y experiencias que tiene el país para ofrecer.
Hoy, los extranjeros pueden olvidarse de la época en la que eran noticia los secuestros, las razzias y los toques de queda, para disfrutar de un país que los espera con los brazos abiertos. Aunque el Caribe no era una de las zonas donde el conflicto era más intenso, sus puertos eran un centro de interés para los cárteles, que veían allí una vía de salida para sus estupefacientes.
Según Rocha, la página se ha dado vuelta.
"Colombia ha tenido un cambio en todos los aspectos, no solo para los colombianos, sino también internacionalmente. Ahora que está creciendo de manera abrupta el turismo en todo el país sabemos que si bien es algo que pasó en nuestra historia, debemos aprovecharlo para bien. Le decimos al mundo: 'Te invito a que nos conozcas, esto es lo que nos pasó, pero mira cómo salimos adelante y todo lo que tenemos para ofrecerte ahora", aseguró.
Aunque los forasteros tomen como algo exótico las historias de narcotraficantes, particularmente a partir de series televisivas y relatos, para muchos colombianos suele ser un tema que se relacione a su país con esos tiempos.
"Es un tema que llama la atención a los turistas alrededor del mundo, y ha contribuido el éxito de la serie 'Narcos'. Nosotros tratamos de vender una experiencia diferente. Antes se hacía un tour por toda la casa porque tiene muchos lugares que aún quedan parecidos. (…) Esto les llama la atención. Sin embargo, como es un tema delicado para los colombianos, buscamos dejar la infraestructura como atractivo turístico, tratamos de no mencionar ese tema, a menos que lo pregunten", dijo Rocha.
Muchos de los que llegan "leen o se imaginan lo que ven en las series", "predispuestos por la historia" que conocen y atraídos por el misticismo de un sitio donde hace no tanto tiempo ocurrían cosas tal vez más crudas de lo que se puede ver en la pantalla chica.
Con el declive del narcotráfico, muchas familias murieron o se desplazaron dentro y fuera del país. Los dueños de la casa "no querían seguir en lo mismo" y, como muchos colombianos, buscaban dejar los años conflictivos atrás. La casa se rentó y se utilizó para ser sede de eventos, pero los costos de manutención eran muy altos. Quedó sin ser utilizada durante un tiempo, hasta que un australiano, se enteró de su existencia y la compró para abrir el hostel.
Y qué mejor lugar para un negocio de este tipo que Santa Marta, un "diamante en bruto" que encarna "la magia de tenerlo todo". Por un lado, tiene la costa del Caribe, que no precisa mayor presentación. Por el otro y en pleno contraste, una imponente Sierra Nevada —a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, incluso con glaciares— que vigila el casco histórico, uno de los más antiguos de América del Sur.
Coronada por un morro en la bahía de la ciudad, es imperdible la Catedral, la primera basílica en la parte meridional del continente. En las cercanías, está también el "paraíso" del parque Tayrona —quizás lo conozcas de escucharlo mencionar en 'La Bicicleta', la canción de Carlos Vives y Shakira—.
Si vas por esta ciudad, considera quedarte en este lugar: podrás bañarte en la misma piscina en la que quizás algún día se zambulleron los narcos más peligrosos del Continente, echarte en una hamaca y no pensar en tu rutina. Y a la vez, disfrutar la amabilidad y la cultura de un pueblo deseoso de recibirte.