"Llamé al canciller (Valencia) a darle la noticia de que habíamos encontrado los cuerpos de los periodistas asesinados y están precisamente en Cali (suroeste) en ese reconocimiento para entregárselos a los familiares", dijo Holguín a periodistas en un acto en La Guajira (norte).
Los tres cuerpos eran sometidos a necropsia para confirmar la causa de muerte y la identidad.

Los familiares de los tres trabajadores de El Comercio llegaron al mediodía (17.00 GMT) de este 22 de junio a la ciudad de Cali para esperar el dictamen del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Los médicos forenses analizaban las piezas dentales y pruebas de ADN suministradas por los familiares, y los resultados definitivos deberían estar disponibles en un día o dos.
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Según la prensa local, los cuerpos fueron hallados en una fosa cavada en una zona rural del municipio de Tumaco (Nariño, suroeste), cerca de la frontera con Ecuador, por miembros del Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal (Gaula) de la policía, que debieron desactivar siete minas antipersonal que circundaban el lugar del enterramiento.
En la fosa se hallaron cuatro cuerpos; los policías creen que uno de ellos sería de un integrante del grupo armado.
Los cuatro cuerpos fueron trasladados en un avión de la policía desde Tumaco hacia el aeropuerto de Cali (suroeste) y desde allí en vehículos hacia la sede de Medicina Legal.

El 3 de abril, los secuestrados pidieron mediante un vídeo al presidente ecuatoriano Lenín Moreno que intercediera por ellos y que los canjeara por tres integrantes del grupo armado que permanecen detenidos en Ecuador.
Otro pedido que formularon los secuestrados, en nombre de sus captores, fue que Ecuador anulara un convenio con Colombia para combatir el terrorismo.
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El 12 de abril se divulgaron fotografías de los tres periodistas asesinados, así como un comunicado firmado por el grupo Oliver Sinisterra pidiendo la gestión de organismos internacionales como la Cruz Roja para entregar los cadáveres, aunque el operativo nunca se llevó a cabo.
A raíz de ese y otros incidentes violentos, Colombia y Ecuador reforzaron la presencia militar en la frontera común.