"Somos descendientes y guardianes de las culturas milenarias, del saber generado por nuestros ancestros", dijo el presidente Evo Morales en las ruinas de Tiwanacu, 70 kilómetros al oeste de La Paz, donde se realizó la ceremonia principal de bienvenida al llamado oficialmente Año Nuevo Andino, Amazónico y del Chaco.
En Tiwanacu y otros 206 "wacas" (sitios sagrados, en lengua aymara) de todo el país, grupos indígenas, movimientos sociales, autoridades y turistas encendieron fogatas para combatir el frío invernal, con temperaturas bajo cero en muchos casos, para recibir los primeros rayos del sol.
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Conocida también como fiesta del "retorno del sol" e inicio del ciclo agrícola, el año nuevo indígena se ha consolidado como una de las celebraciones más importantes en Bolivia desde que Morales, indígena aymara, accedió al poder en 2006 y la declaró feriado hace una década.
"Tata Inti [padre sol], gracias por todo lo que nos das, gracias por su energía sin límite. Pachamama [madre tierra], a ti nos debemos", dijo un celebrante indígena mientras prendía fuego a una ofrenda de dulces, licores y restos del feto de una llama, bajo los primeros rayos solares.
El celebrante, ataviado con un manto de lana de vicuña, pidió bendiciones especiales para Morales, quien estaba acompañado por varios de sus ministros y una decena de embajadores.
Ceremonias similares, con fogatas, ofrendas a la Pachamama y manos extendidas al sol, se realizaron en los nueve departamentos, según reportes de medios locales.
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La constitución de Bolivia, vigente desde 2009, reconoce la existencia de 36 nacionalidades indígenas en el país, que desde entonces dejó de llamarse república para pasar a denominarse Estado Plurinacional.