"Me parece increíble que Reino Unido no reconozca el asilo político y permita tener a un torturado en Londres", denuncia a Sputnik Clara Torres, de doble nacionalidad chilena y británica.
Torres y su colega Emmy Butlin participan en una vigilia en apoyo del periodista australiano y en protesta por la "vulneración de sus derechos humanos".
"El 27 de junio llevará tres meses sin internet, sin visitas y sin teléfono. Está incomunicado y dos semanas de incomunicación forzada es tortura", advierte Torres.
No esperan que Assange se asome al balcón de la embajada desde donde ha pronunciado discursos y lanzado consignas anteriormente porque "ahora es ecuatoriano y diplomático, pero le han retirado la libertad de palabra".
"El presidente Moreno ha traicionado a los ecuatorianos abriendo nuevas puertas a los estadounidenses y sucumbiendo a presiones de Reino Unido y España", sostiene la activista en derechos civiles.
Los comentarios de Assange sobre el proceso independentista catalán provocó el bloqueo de todos sus canales de comunicación con el exterior, según ha señalado su abogada Jennifer Robinson.
Frente a la puerta de la embajada ecuatoriana los protagonistas de la vigilia reparten dos tarjetas al público interesado, ambas con fotografías del director de Wikileaks en el anverso de la cartulina.
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"La libertad de expresión de Assange es nuestra libertad de expresión", reza una postal impresa con la idea de ser remitida al propio refugiado en su actual domicilio diplomático londinense.
"Julian Assange tiene derecho a la asistencia sanitaria", apunta la otra tarjeta.
Esta es una de las reclamaciones que la abogada Robinson ha planteado en la ONU esta semana.
"Reino Unido demuestra una deliberada indiferencia por sus necesidades médicas forzándole a elegir entre su derecho humano al asilo y su derecho humano al tratamiento médico", protestó la especialista australiana en Derechos Humanos en su cuenta de Twitter.