El reo, de 26 años, sentenciado a la pena capital por asesinato, fue ejecutado el lunes mediante inyección letal.
"Es una violación deplorable del derecho a la vida. Tailandia reniega escandalosamente de su propio compromiso de avanzar hacia la abolición de la pena de muerte y la protección del derecho a la vida", declaró la activista de AI Tailandia, Katherine Gerson, citada por el diario The Nation.
A finales del pasado año, 510 personas se encontraban en el llamado corredor de la muerte en Tailandia, incluyendo 193 que agotaron todos los recursos de apelación, según la información proporcionada a Amnistía Internacional por el Ministerio de Justicia tailandés.
Más de la mitad fueron condenados por delitos relacionados con las drogas.
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