La manera en que se forman los grandes 'primos' de la Tierra sigue siendo en muchos aspectos un misterio para los científicos, puesto que los astrónomos aún no han podido encontrar ningún sistema estelar recién nacido donde surgieran tales planetas. Esto llevó a muchos astrónomos a creer que las supertierras requieren algunas condiciones exóticas para la formación.
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Eduard Vorobiov y sus colegas, astrónomos de la Universidad de Viena (Austria) y la Universidad Federal del Sur en Rostov del Don (Rusia), descubrieron qué condiciones contribuyen al nacimiento de este tipo de planetas con la ayuda de un modelo informático de un disco circunestelar de gas y polvo, dentro del cual se forma la estrella y sus futuros satélites.
Supertierras peligrosas: sugieren una nueva razón de por qué estamos solos https://t.co/IzDUJupPXb pic.twitter.com/vkrzX70Tit
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Cambiando varias propiedades de este disco, incluyendo la viscosidad de su materia y su mezcla, los investigadores descubrieron inesperadamente que el polvo y los planetas no comienzan a formarse millones de años después de la puesta en marcha del proceso de nacimiento de las estrellas como se pensaba anteriormente, sino inmediatamente después de la aparición del "embrión" de la estrella.
En este caso, durante los primeros cientos de miles de años, cerca de la estrella puede surgir una gran cantidad de piedras espaciales con un diámetro de aproximadamente un metro.
Esto aumenta significativamente la posibilidad de que algunos de ellos tengan tiempo para unirse en grandes planetas rocosos antes de que los gigantes gaseosos, que nacen en la parte lejana del disco, comiencen a limpiar el sistema de estrellas, absorbiendo el gas y echando fuera del sistema los embriones de las supertierras.
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Según los cálculos de Vorobiov y sus colegas, si estos planetas llegan a formarse, se concentran en órbitas ubicadas a poca distancia de la estrella. Esto, tal y como explican los científicos, coincide con la ubicación de todas las supertierras descubiertas por Kepler y los telescopios terrestres.
Los científicos esperan que estos modelos nos ayuden a comprender con qué frecuencia se forman las supertierras cerca de las estrellas parecidas al Sol, y cuántas de ellas se encuentran dentro de la llamada zona habitable, es decir, que podrían contener agua líquida en su superficie.