El jueves 7, el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, anunció que ZTE podía volver a operar en el país pagando una multa 1.000 millones de dólares, además de una garantía de 400 millones de dólares para cubrir eventuales violaciones futuras al pacto.
El acuerdo alcanzado con la Casa Blanca contemplaba también el cambio del equipo administrador y la junta de la compañía en un plazo de 30 días.
ZTE había acordado en 2017 pagar una multa de 1.192 millones de dólares y sancionar a varios de sus empleados por haber violado una prohibición estadounidense de hacer negocios con Irán y Corea del Norte.
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En abril, EEUU acusó al gigante de las telecomunicaciones de no haber cumplido con su compromiso, y por tanto prohibió a sus compañías locales vender componentes a ZTE.