La economía del país crecerá durante 2018 al 1,5%, igual que en 2017, y se espera que para 2019 y 2020 esa cifra sea del 1,8%. Los datos son frutos de los esfuerzos del Gobierno ruso de reducir a la mitad el déficit presupuestario del Estado. Sin ir más lejos, por primera vez en siete años el país experimentará un superávit de unos 441.000 millones de rublos —cerca de 7.055 millones de dólares—.
Rusia ganará con las exportaciones de petróleo de 2018 unos 2,75 billones de rublos —aproximadamente 44.000 millones de dólares—, cinco veces más de lo esperado. Gracias a las normas presupuestarias en virtud de las cuales los ingresos procedentes de las exportaciones de petróleo se han de utilizar para comprar divisas y oro, las reservas de ambos activos del Banco Central de Rusia experimentan un constante crecimiento. En el Foro Económico de San Petersburgo, la jefa del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, destacó el éxito de esta estrategia, recuerda Lésnij.
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"Los inversores no temen las sanciones cuando se trata de deuda soberana rusa y, por cómo está evolucionando el contexto, por ahora tienen razón", explica a Sputnik Alexandr Razuváev, director del departamento de análisis del bróker ruso Alpari.
La coyuntura económica ha repercutido positivamente en los ingresos de los rusos, cuyos salarios han aumentado un 1,9%, según aseguró el propio presidente ruso, Vladímir Putin, durante la Línea Directa de 2018.
No todos salen ganando
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Si bien que el crecimiento del PIB se desacelere no es todavía una amenaza crítica, la guerra comercial puede acabar encendiendo la mecha del barril de pólvora, señala Shantayanan Devarajan, director de desarrollo económico y principal economista del Banco Mundial.
"La amenaza [que representa] el proteccionismo está formando nubes sobre las perspectivas económicas. Si hay guerra comercial, las consecuencias pueden ser devastadoras", advierte en el prólogo del informe del banco.
Esa es la mecha y ya se ha encendido. Esa mecha es la política que está practicando Donald Trump. Y a pesar de los buenos datos que acompañan a la economía estadounidense —se espera que este año crezca del 2,3% al 2,7%—, todo se puede ir por la borda si se consuma la guerra económica con China, con la Unión Europea, con Canadá y con México.
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