Mientras las tormentas del nivel G2 pueden conducir a fluctuaciones en los sistemas de energía y también afectar a los sistemas de control de naves espaciales, las del nivel G1 tienen menos influencia y afectaciones menores en la operación de satélites.
No obstante, según muestra el índice geomagnético K, que cuantifica las alteraciones en el componente horizontal del campo magnético terrestre mediante un número entero en el rango de 0 a 9 (1 indica un período de calma y 9 tormenta geomagnética muy severa), el fenómeno que espera a la Tierra es de nivel 5. Cabe subrayar que para todo el junio el índice es 2.
Las tormentas anteriores se registraron los días 6 y 7 de mayo y la más severa, en lo que va del año, tuvo lugar el 20 de abril.
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Para que sea posible registrar este tipo de actividades, los científicos lanzan vehículos especiales a órbitas ubicadas a varios cientos de miles de kilómetros de la Tierra. Como resultado, se reciben datos como máximo una hora antes de que la actividad alcance nuestro planeta, explicó el comunicado del Laboratorio.
Sin embargo, los científicos todavía no llegaron a un consenso respecto al efecto que podrían provocar las tormentas magnéticas en los organismos vivos.
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