"Nunca hubiéramos imaginado que podía ocurrir esto. Messi y los demás jugadores se han dejado comer el coco por la campaña de propaganda palestina", dijo a Sputnik, Yigal Steinitz, estudiante de Derecho en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
"Nos hacía mucha ilusión que viniera Argentina, que es una gran selección. Un amigo mío tenía una entrada para el partido, no sé qué pasará, supongo que le devolverán el dinero", añadió Steinitz.
Según el "Yedioth Aharonoth", la selección argentina decidió suspender el partido por la intensa presión política de la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) que promueve el boicot contra Israel a nivel económico, cultural, académico y deportivo hasta que el país no acabe con la ocupación de los territorios palestinos.
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Los diarios israelíes también alegan que los familiares de algunos jugadores recibieron amenazas y que las autoridades palestinas, especialmente la Asociación de Fútbol de Palestina (AFP) hizo mucha presión sobre el equipo argentino.
Los medios israelíes también culpan al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y a la ministra de Cultura, Miri Regev, de haber politizado el partido en beneficio propio y haber insistido para que se jugara en Jerusalén, en lugar de Haifa, donde estaba previsto.
La Embajada de Israel en Buenos Aires emitió un comunicado en el que lamentaba que el partido se hubiera cancelado "por amenazas a Lionel Messi", la gran estrella del equipo argentino y del Fútbol Club Barcelona (FCB).