Es el único país de América Latina que asume el papel de "socio global" de la Alianza Atlántica lo que lo coloca como aliado privilegiado de los países del Norte junto a Afganistán, Australia, Irak, Japón, República de Corea, Mongolia, Nueva Zelanda y Pakistán.
Desde el punto de vista geográfico, Colombia ocupa un lugar privilegiado al ser el único país sudamericano que tiene costas en el océano Pacífico y en el Caribe. Tiene fronteras porosas con Venezuela, además de lindar con Ecuador y Brasil.
Por eso Colombia juega un papel central en la estrategia de EEUU para la región. Nicholas Spykman (1893-1943), el teórico geopolítico que tuvo mayor influencia sobre la política exterior de Estados Unidos en el siglo XX, consideraba que los países caribeños, incluyendo Colombia y Venezuela, formaban una zona de influencia donde "la supremacía de Estados Unidos no puede ser cuestionada".
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Esta es una de las razones por las cuales los países más ricos del mundo decidieron que Colombia debe ingresar tanto en la OTAN como en la OCDE, y hacerlo de modo simultáneo, otorgando un cheque en blanco a la elite de ese país en la cual parecen confiar plenamente.
En paralelo, el presupuesto militar de Colombia es con mucha diferencia el mayor de la región, según el "Balance Militar de América del Sur 2017", publicado por Nueva Mayoría. Bogotá dedica el 3,4% del PBI anual a la defensa, frente al 1,3% de Brasil y el 1% de Argentina para 2016. Si se mide el gasto militar en porcentaje del presupuesto de la nación, Colombia dedica nada menos que el 15% frente al 7% de Ecuador y el 6% de Venezuela.
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A ese enorme gasto hay que sumar la ayuda en equipos de Estados Unidos. Pero lo que las coloca como las primeras Fuerzas Armadas del continente es su capacidad de operación sobre el terreno. La larga guerra contra las guerrillas, en particular las FARC, les ha proporcionado una amplia experiencia y capacidad de combate en la acción directa, algo que no sucede con las Fuerzas Armadas de los demás países de la región, que no enfrentan serios combates desde hace por lo menos tres décadas (la guerra de las Malvinas en 1982 enfrentó a Argentina con Gran Bretaña, con una estrepitosa derrota de la primera).
Al parecer, el papel asignado es el de exportar el modelo de utilización del narcotráfico para enfrentar a los movimientos populares con el menor costo político y de legitimidad para las Fuerzas Armadas. El general Oscar Naranjo, actual vicepresidente, fue jefe de Policía de Colombia y asesor de seguridad del presidente mexicano Enrique Peña Nieto desde 2012 hasta su retorno a Bogotá en 2014.
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Naranjo es considerado el "mejor policía del mundo" por haber desarticulado los cárteles de Cali y Medellín, y por haber dirigido en 1993 la operación que terminó con la vida de Pablo Escobar. Sin embargo, ha sido acusado en Colombia de mantener relaciones directas con jefes del narcotráfico, con los que solía mantener relaciones fluidas, según la página de la periodista Carmen Aristegui.
Por eso Fazio lo define como "uno de los arquitectos de la actual narcodemocracia colombiana" que se caracteriza por una fachada electoral, que denominan democracia, combinada con la guerra sucia contra los movimientos populares.
La "colombianización" de México tiene como resultado el asesinato de más de 200.000 personas y la desaparición de 40.000 en la llamada guerra contra el narcotráfico que es en realidad una agresión sin precedentes contra los sectores populares organizados, las mujeres pobres y los pueblos originarios.
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En síntesis, a Colombia le fue entregada la llave para el control geopolítico de la región (con especial hincapié en Venezuela) y para el disciplinamiento de la disidencia social. En algún momento los estrategas del Pentágono comprendieron que no debe repetirse la historia reciente, cuando la acción popular derribó una decena de gobiernos aliados de Washington en las décadas de 1990 y 2000, abriendo grietas por las que llegaron al gobierno fuerzas políticas contrarias a los Estados Unidos.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK