"Por supuesto, sobre la base de esa experiencia ya se están preparando proyectos técnicos de nuevos desarrollos, en cuyo marco construiremos nuestros nuevos equipos de la lucha radioelectrónica teniendo en cuenta todos los datos obtenidos", explicó Mijéev.
Según declaró a Sputnik el experto militar Alexéi Leonkov, editor en jefe de la revista Arsenal Otechestva, es muy probable que Rusia aproveche la experiencia estadounidense para modernizar sus sistemas de lucha radioelectrónica.
"Los componentes electrónicos de los Tomahawk más avanzados son, sobre todo, los sistemas Tercom de la última generación, así como un sistema de búsqueda y detección de objetivos. Examinar estos sistemas nos ayudará a completar el panorama y mejorar las habilidades de nuestros sistemas de lucha radioelectrónica para detectar los proyectiles de este tipo", explicó.
Por su parte, el experto militar y coronel de reserva Mijaíl Jodarionok afirmó a Sputnik que esta es una "buena oportunidad para familiarizarnos con los recientes avances tecnológicos de EEUU". Según Jodarionok, a los ingenieros militares rusos les "resultará muy interesante" examinar los motores y los sistemas de navegación de estos proyectiles.
"Un manual de tecnologías nos cayó de los cielos. Los logros alcanzados por los ingenieros estadounidenses se tendrán en cuenta durante la creación y la modernización de las armas rusas similares, como los misiles de crucero Kalibr", indicó.
En lo que respecta a los estadounidenses, es poco probable que logren modificar sus misiles a corto plazo, ya que cuentan con miles de misiles de este tipo.
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No obstante, esta no es la primera vez que EEUU contribuye a la industria militar rusa. Así, durante la guerra de Vietnam, militares del país asiático proporcionaron a los ingenieros soviéticos las tecnologías de un misil aire-aire de fabricación estadounidense, algo que permitió a la URSS diseñar un proyectil equipado con una ojiva térmica autoguiada.
En agosto de 2008, durante el conflicto armado en Osetia del Sur, Rusia capturó cinco vehículos militares estadounidenses Hammer, equipados con los sistemas electrónicos y de inteligencia más avanzados. Pese a que los políticos estadounidenses pidieron reiteradamente que Moscú devuelva los carros blindados, las cosas no funcionan así, y Rusia nunca devuelve sus trofeos de guerra.